martes, 31 de mayo de 2016

¿zarpamos? pues... esperamos que sí, pero ¿cuándo?

Aquí seguimos, en Antofagasta, y ya no nos atrevemos a decir hasta cuándo, aunque cruzamos los dedos esperando que sea sólo hasta mañana con las primeras luces!!!

Hemos dedicado una semanita a descansar (mucho pero mucho), a cotillear por internet y a preparar las últimas compras de fruta y verdura para la travesía que nos espera.



El viernes avisamos en el club de yates que queríamos zarpar el martes y nos dijeron que no nos preocupáramos porque ellos lo coordinaban todo con las distintas instancias (necesitamos el zarpe de la armada, los sellos en los pasaportes de la PDI y la autorización de aduanas) y que todas las instancias vendrían al club para tramitar. ¡qué lujo!

El mares por la mañana vamos a consultar horarios (para a nuestra vez coordinarnos con nosotros mismos y conseguir el diesel -hay que ir a la estación de servicio con tanquecitos-, las compras y llenar el agua) y nos dicen que ha habido una confusión (la secretaria es nueva, es un trámite inusual) y que no saben nada de horarios todavía. En fin, no pasa nada... aunque estamos con ganas de salir, porque hay un frente ventoso que se va a situar en nuestra ruta a final de semana y si avanzamos bien tal vez solo pillemos la colita.

El encargado de la marina que nos está ayudando diligentemente tiene libre el martes... así que lo deja todo organizado y dice que entre 9 y 11 deberían estar las autoridades pertinentes en el Alea.

Lunes por la noche chequeamos el banco, a Johan le han pasado la visa tres veces por la maquinita y ante tres denegados (o eso ha dicho la empleada) le ha tocado pagar en efectivo. Comprobamos los extractos bancarios y nos han cobrado dos veces con visa más una en efectivo.

Martes por la mañana de 9 a 11h estamos en Shell para ver si recuperamos el dinero. Son amables y solícitos, pero nanaí, que antes de 72 horas no hay nada que hacer y nosotros queremos zarpar hoy... que confiemos que lo van a devolver (ay señor!!!, cruzad los dedos con nosotros). Escribimos a nuestro banco para que reclame. 

Son las 11'30 y ni zarpe, ni autoridades ni ná de ná.




Martes a medio día, nos vamos al PDI y nos dicen que primera noticia de nosotros que no saben de qué les hablamos. Pero que en cualquier caso, con quien tenemos que hablar primero es con la Armada ; llamamos por teléfono y nos dicen que la persona que gestiona nuestro trámite tiene el día libre (la ley de Murfhy elevada al cubo).

Martes después de comer... hemos tirado la toalla, tal vez nos hagamos ciudadanos chilenos. De ser así nos quedamos aquí en el club... nos están tratando de lujo y el lugar nos gusta!

Martes 14h. nos llaman para avisar que a las 16h las autoridades estarán a bordo (y quien llama es la Armada... un hilito de esperanza en el horizonte) y que podremos zarpar mañana a primera hora.

Ahora estamos esperando con los dedos cruzados (hasta los de los pies) y rezando para que nos den el zarpe y podamos salir y nos dé tiempo a llegar a una buena latitud antes de que nos alcance el viento (que no es peligroso pero seguro sí molestoso) y chimpún

¿alguién se pensó que nos aburríamos?????


pd. 
para quienes nos preguntan si no vamos a parar en Perú, la respuesta es que consultando cualquier info náutica, nadie pero nadie te recomienda hacer escala en ese país (caro -sobre todo incierto, hay a quien le han cobrado 1000 y a otros 3000 sin más explicación, peligroso, en la costa hay reseñas de asaltos a veleros por parte de botes de pesca).

para quienes preguntan por qué finalmente elegimos subir por el Pacífico: porque nos pareció más rápido y hoy por hoy nuestro objetivo es llegar a Panamá (además a Silvia no le apetece mucho hacer demasiadas megatravesías, sueña con los paseitos cálidos bajo los cocoteros, durmiendo plácidamente cada día).

Besitos a todos; a partir de ahora, post en ruta, prometemos ilustrarlos al llegar a destino

jueves, 26 de mayo de 2016

De Talcahuano a Antofagasta

Aquí estamos, de nuevo en puerto después de haber descansado un poco de la semana de navegación.

En este tramo nos hemos sentido un poco como el coyote persiguiendo al correcaminos: nosotros el coyote, el viento sur, el correcaminos.

Salíamos con una previsión de sur suave, el tercer día debíamos encontrarnos con a penas unos 5 nudos del norte, para volver a tener sur en aumento hasta unos 20 nudos al final de la ruta... pero ya se sabe: la meteo cada día es mejor pero los miles de factores locales (que si viento de tierra, que si viento de la puesta de sol, que si ese cabo que hace que el viento tome una dirección diferente), más los cambios que van pronosticando por el camino, hacen que una cosa sea lo que esperas y otra lo que encuentras.

Queríamos zarpar el lunes alrededor de las 9h y antes de esa hora ya estábamos con todo listo, pero la espesa niebla no nos dejaba ver ni la proa del barco así que tocó esperar. Algo antes de las 10h pareció abrir un poco y soltamos amarras pero solo unos 10 minutos más tarde volvíamos a estar envueltos en una nube.

Dimos aviso a Capitanía por el 16VHF de nuestro zarpe y nos dijeron que no estábamos autorizados por causa de la niebla. Más exactamente, que no podíamos zarpar porque no teníamos radar. "Pero, es que sí tenemos!" les comentamos. Alfa Sierra (o sea, manténgase a la espera en este canal) y OK, están autorizados. Un minuto después cerraban el puerto para todas las embarcaciones.

Íbamos a motor confiados en pillar el viento, pero de momento ni norte ni sur, calma total.

Y a partir de aquí todo fue perseguir al correcaminos (al bendito viento sur) que no hacía más que acercarse y echar a correr

Hablábamos con Miguel por la onda corta y nos decía que no nos apuráramos porque  a penas unas horas más tarde, unas millas más arriba, el sur parecía estable


Y entre tanto el viento seguía flojito pero de proa y con un mar cruzado medio feo que nos tenía un pelín cansados. Pero sabíamos que el sur estaba ahí y lo íbamos a pillar. El tercer día ¡oh yeah! teníamos una brisa por la popa que nos empujaba con toda la vela arriba, muy de popa, no lo más cómodo pero ¡viento sur!


Pero unas horas después volvió el norte flojiito -pero norte- que nos hacía echar mano del motor. Miguel no daba crédito porque todos los gribs que consultaba daban sur y más sur, no muy fuerte pero sur. 


Los dos últimos días ¡por fin! se ajustaron a las previsiones. El sur sopló suave y fue subiendo de intensidad hasta los 20 nudos para volver a bajar a unos 10. Nos entraba muy de popa por lo que probamos con orejas de burro, pero la ola de fondo peleando con la ola del viento nos daba un movimiento incómodo y preferimos hacer unas millas de más y zigzaguear un poco: velas para un lado velas para otro, con buena letra y rumbo a Antofagasta. Porque al final un velero y el viento siempre tienden a quererse, no hay más



Entre esto y aquello la noche cayó cuando nos aproximábamos a la ciudad, tendríamos que entrar sin luz -ni de la luna, estaba nublado- en una marina un poquito complicada según las guías. Johan había estudiado bien el tema y ayudados por las cartas -que aquí cuadraban al milímetro- y el radar entramos sin dificultad (para entretenerme Johan me pidió  que pusiera cabos, defensas... la entrada es un estrecho pasillo de a penas unos metros con suficiente calado, entre rocas y rompientes, justo eso que a mí me "anerviosa" tanto).

Domingo en la noche en la marina no había nadie, no habíamos podido contactar por teléfono ni por radio así que como de costumbre echamos mano del megáfono del palo para pedir ayuda a quien pasara por allí. Vinieron varias personas, avisaron al responsable y en un ratito estábamos amarrados al muelle.

Lo que más nos urgía era bajar a tierra y ¡caminar!. Después del paseito los socios del club que nos habían ayudado y que estaban festejando un cumpleaños nos invitaron a una cervecita, que si un pedacito de asado, que si otra cerveza... 

El club es un poco movido (entra mucho mar de fondo) pero las instalaciones son bonitas y estamos en el mismo centro de la ciudad, nos dan tres días gratis de cortesía... no se puede pedir más!!!

En resumen, esta semana (7 días y 6 noches) de navegación han sido un buen entrenamiento para la próxima travesía que es de unas 2300 millas... como todas las travesías largas -que no son nuestras favoritas- ha sido una mezcla de muchas cosas: las primeras noches de maldormir, los atardeceres que incendian el cielo, los "lo siento amor, pero te toca" susurrados a las 3h de la madrugada, los cafés calentados a la luz del frontal para no despertar al otro, los delfines acompañando al velero, los "te quiero" dichos entre bostezos, el comer sujetando el plato para que no vuele, el ducharse dando bandazos en el baño, los amaneceres impresionantes, la línea de pesca en el agua, el pasear por la cubierta ¡sin calcetines! por primera vez en casi dos años, el "no te olvides de atar el chaleco a la línea", las millas pasando bajo la quilla, el viento que te quiere y que no te quiere, la velas de un lado y del otro... o sea, una semana y 800 millas más cerca de Panamá.

primer atardecer en un día de esos en que sientes que el cielo se te cae encima

Cuando el fuego gana la partida

Tranquilidad

Agua mágica

Amanece

Vuelve a caer la tarde

¿dónde aprendió el sol a colorear las nubes?

La luna, gran compañera de las largas noches

Y al final el mejor premio: un pantalán
No sabemos exacto cuánto tiempo nos quedaremos en esta ciudad que nos ha sorprendido gratamente -nunca pensamos que algún día paráramos aquí- pero mínimo una semana o hasta que nos recuperemos de los resfriados que hemos pescado (lo malo de volver a estar con la gente jeje) que las guardias nocturnas entre estornudos se hacen muy pesadas.

En cualquier caso ya estamos dónde queríamos porque a partir de ahora, más o menos intenso, el viento es estable del sur, rumbo Panamá!!




viernes, 13 de mayo de 2016

Disparados hacia arriba ¡en ruta!

No podemos decir que ciertas cosas nos sorprendan a estas alturas... algo hemos aprendido con el paso de los días, los meses, los años a bordo: nosotros programamos, hacemos planes, la meteo impone sus tiempos!

El plan al llegar a Pto Montt era pasar ¡mínimo! 15 días en la marina. Pedimos precio del travelif para sacar el velero del agua y pintar la patente. Compramos las latas de pintura. Acordamos citas, cenas, tiempos con amigos. Previmos largas mañanas sin madrugar.

Cuando fuimos a sacar el barco del agua nos dicen que la máquina de agua a presión para limpiar el fondo no funciona... eso nos supone -si queremos limpiar bien- un trabajo extra de lijado que no apetece mucho... dejamos el barco en el agua y a pensar.

Miramos la meteo. Sabemos que el invierno llega con la marcha rápida puesta y el acelerador pisado a fondo. La alta presión de Pascua (para mí que no entiendo mucho, algo así como la alta presión de las Azores) cada día está más al norte y con ella el viento sur está presente cada día unos graditos más arriba... analizamos y reanalizamos el tema y parece que lo de salir de Puerto Montt rumbo a Panamá es ya imposible


La solución es ir haciendo saltos por la costa, arañando los días en que el viento es sur -pocos o ninguno- o aquellos en que no hay viento y por lo menos podemos subir a motor. Ahora mismo las estadísticas nos dan un 50% de posibilidades de viento sur a los 30°S (estamos en 42°S) y un 90% si llegamos a los 20°S.

El día 6 tenemos una buena previsión (cero viento) y de hoy para mañana suspendemos citas, aplazamos compras, estibamos a la carrera y soltamos amarras junto a otro velero que está en las mismas que nosotros. Rumbo Valdivia.

Nos separan del siguiente puerto unas 185 millas con lo que podremos solucionar con una única noche de guardia. Hay que madrugar -¡mucho!- para pillar el paso del Chacao con la corriente a favor. Llegamos un poco temprano a la cita y tenemos que fondear para hacer tiempo. A la hora en punto, los dos veleros estamos pasando el paso correntoso y reencontrándonos con el océano.



Como solo es una noche organizamos guardias de dos horas pero llegamos a la conclusión de que no es muy práctico y acordamos volver a las tres horas que nos permiten descansar mejor.



Todo el viaje es a motor aunque a ratos podemos abrir la génova para ganar medio nudo. Los franceses están siempre a vista de AIS, ellos apuestan por más motor e ir un poquito más rápido, nosotros nos conformamos con los 5 nudos que nos permiten llegar con luz de día a Valdivia


A las 17h ya estamos entrando en el río de Valdivia. Toca remontar 5 millas hasta llegar a la marina donde hemos reservado plaza. El tiempo sigue bueno y habríamos seguido navegando un día más pero tenemos zarpe hasta aqui así que no nos queda otra que recalar. El Loul (el velero francés) ha fondeado para no subir contra la corriente pero nosotros hacemos un último esfuercito para dormir bien amarrados. Si las cosas no se nos tuercen será una estancia corta.


Temprano en la mañana vamos al pueblo (precioso lugar, verde, lindo) donde hacemos cuatro compras básicas (algo de fruta que siempre apetece), nos tomamos un café y hacemos un nuevo zarpe. A las 15h ya estamos de nuevo en ruta. Próximo destino Talcahuano. 240 millas más allá.


Esta vez van a ser 48 horas, dos noches de guardia (grrr, cada día me gusta menos) pero el mar está como un plato y salvo un mar de fondo un poco incómodo, no se puede uno quejar de nada


Aquí las velas sí ayudan buena parte del camino (toda la mayor, toda la génova), también la corriente nos da un empujoncito y entre esto y aquello vamos a un promedio que se acerca más a los 6 nudos que a los 5.

Johan organiza las guardias como un caballero (cada día me cuida más) de forma que los dos pasos más complicados -tramos entre continente y una isla, zonas de pescadores llenas de "peligros"- le tocan a él mientras que yo velo los tramos facilitos!


Pasa el primer día sin novedad: comidas, lecturas, sueños, siestas, comunicación por radio... nueva puesta de sol


Y pasa la segunda noche -mis guardias tranquilas, las de Johan intensas- hasta que con la salida del sol estamos llegando a la bahía de Talcahuano


No hemos podido comunicar ni por mail ni por teléfono con ellos (los datos que aparecen en las guías donde hablan de la marina El Manzano son previos al tsunami que devastó la zona años atrás) así que contactamos por radio con la alcaldía de mar que nos hace esperar largo antes de autorizarnos. Finalmente nos dan el ok y nos dirigimos al pantalán.


Nos reciben dos oficiales de la armada -como siempre amables y solícitos- que nos explican que la marina está dentro de un recinto militar, no es una marina de recreo privada. No nos ponen problemas para recalar (el viento del norte que se viene los próximos días hace imposible seguir) y podemos quedarnos una semana que es lo que necesitamos.

Tenemos restricciones (necesitamos un pase y nos traen y nos llevan por el recinto) pero nos tratan como a príncipes.

Una semana inesperada de descanso, y aquí estamos, conociendo la zona, haciendo las reparaciones que quedaron pendientes, durmiendo sin restricción... cargando pilas para el próximo salto, parece que el lunes la vida nos regala seis días de viento sur !!


martes, 3 de mayo de 2016

Y por fin el Puerto Montt

28 de abril

Hoy hemos decidido madrugar "normal" porque el plan es ir hasta la bahía Tic Toc -solo 38 millas- porque es uno de los sitios favoritos de la bajada y queremos decirle adiós en condiciones.

Salimos del fondeo facilito -un buen lugar, por cierto- por la noche y a oscuras todo parece muuucho más difícil por no decir medio imposible.

Piscifactoría en la "bocana" del fondeo

Nos adentramos en el Canal Refugio que al ir rumbo sur a mí personalmente me pareció estrechito y ahora me ha parecido una autopista de 10 carriles...


Ya sé que sueno medio repetitiva, que si esto es muy bonito, que si es que es muy bonito... pero en fin, me tenéis que perdonar porque las cosas son como son y esto ¡es muy bonito!



Llevamos navegando unas horas y el viento sube hasta los 15 nudos casi de través ¡milagro! subimos mayor, abrimos génova, apagamos el motor y vamos rapidito, rapidito... ¡que felicidad!

Nos miramos uno al otro, ¿vamos a parar precisamente hoy, precisamente ahora que hay este viento tan lindo? si seguimos navegando en unas 35 horas deberíamos estar en Puerto Montt, misión cumplida. Sin problemas, cambiamos de parecer y ponemos rumbo al destino final. Una hora más tarde el viento se fue y el mar es una balsa de aceite.



Bueno, que no se diga que no somos adaptables, volvemos a poner la proa con rumbo a Tic Toc. Preparamos un café y en el ambiente se siente cierto airecillo de desilusión. Johan baja para conseguir una meteo actualizada y sube con las noticias: el viento sigue nulo hasta la noche pero entonces volverán a soplar esos 15/20 nudos por unas 12 horas. ¿Adaptables? más que una sábana bajera. Volvemos a cambiar rumbo, nos vamos a Pto Montt.


Navegamos muy tranquilos todo el día -a motor- y nos preparamos para una noche que sin dejar de ser cansada (a mí lo que me gusta es dormir cuando está oscuro ahí afuera) es tranquila y con el viento prometido, al menos el rato que toca dormir es tranquilo sin el runrun del motor.

29 de abril
El día amanece tranquilo y como la meteo indicaba el viento se va, pero vuelve a ratos y al final hacemos la mayor parte del trayecto a vela.


Aunque con sus ratitos de encalmada y motoreta



El último tramo viene aderezado con el estrés de ir esquivando todas las trampas de pesca de merluza que es lo que se da por la zona, pero al margen de eso, sin mayor novedad: mucho tráfico alrededor, la radio todo el día hablando, casas a la vista... se acabó la soledad y el aislamiento del sur!


Hasta el último momento tenemos dudas de si llegaremos a buena hora al náutico, están avisados de nuestra recalada así que sabemos que hay un hueco esperando por nosotros pero queremos llegar con luz, de otro modo fondearemos por ahí y abordaremos las últimas millas por la mañana.
Pero la corriente se pone de nuestro lado y nos empuja para que podamos dar la travesía por finalizada y sobre las 18 horas entramos la bocana que da paso a la bahía de Pto Montt y ¡sorpresa!



Por increíble que parezca dentro mismo de la bahía de Puerto Montt, entre un tráfico intenso de barcos de todo tamaño, con industria alrededor, un espacio cerrado ¡ballenas!!!!

Al menos tres ballenas de buen tamaño juegan con el Alea. No hay mejor broche para una buena navegación. GRACIAS


Llegamos al Náutico Reloncaví con la tranquilidad de saber a dónde vas, con el gusto de conocer al personal que nos atiende, con la felicidad de saber que hemos cumplido con la tarea. 

Bajamos en 6 meses, hemos subido en algo más de 6 semanas... pero arriba o abajo, rápido o sin prisas ¡MISIÓN CUMPLIDA!