lunes, 27 de julio de 2015

Primeros síntomas de congelación

Ya estamos de nuevo en ruta. La estancia en Natales ha sido absolutamente reconfortante. El fondeo en Delano totalmente recomendable, hemos pasado rachas de hasta 50 nudos de casi cualquier dirección y con los cuatro cabos y pegaditos a tierra no nos hemos movido ni un poquito.
El hecho de poder andar y de poder ir a tomar un cafecito con la gente de la piscifactoría también ha ayudado. El poder ir a la ciudad dejando el velero seguro nos ha dado mucha vidilla. El tener un super, un barcito... ¡ver semáforos! no ha estado nada mal por un cambio.
Hemos aprovechado para ir a Argentina a renovar nuestro visado y el próximo sellito ya será en Ushuaia.

Viendo la meteo, se nos presentaba -cual regalo del cielo- una semana de calmas que con suerte, si nos dábamos prisa, si no cambiaba la meteo, nos alcanzaba para saltar el estrecho de Magallanes.

Como siempre, tras ocho días del tirón fondeados sin movernos llegaban las prisas. Salimos de Delano y nos fuimos al muelle de pescadores de Natales a fondear; teníamos que hacer compras, llenar diesel, gas.
Llegamos como a las 17h y pensamos en ir a dejar las botellas de gas a rellenar, pero ¡el motorcito fueraborda no quería arrancar! dos meses de inactividad (vamos a todos sitios remando) lo habían dejado fuera de circulación. En menos de 30 minutos Johan ya lo había hecho funcionar, pero decidimos que al día siguiente haríamos lo que pudiéramos y si no alcanzábamos a salir sería el destino: aprovecharíamos al ventana para ir al glaciar Balmaceda y nos armaríamos de paciencia hasta la siguiente oportunidad (la anterior había sido hacía más de un mes...)
El día siguiente fue estresante bajo una nevada de impresión. Para llenar los tanques de diesel te dan premiso para abarloar al muelle y un camión de la estación de servicio viene hasta ahí pero el procedimiento es el siguiente
1. ir a la gasolinera para ver si el camión está disponible y cuándo

2. ir a capitanía a pedir autorización para llenar combustible; para ello te dan un papel que requiere de tres firmas que han de llegar en un determinado orden
3. conseguir la primera firma: la del muelle de pescadores autorizando nuestro atraque en el muelle
4. conseguir la segunda firma: volver a capitanía para que estampen el sellito
5. conseguir la tercera firma: ¡fácil! la de Johan
6. volver a la gasolinera con todas las firmas para demostrar que lo hemos conseguido y pueden acercarse al muelle
7. correr a la auxiliar, embarcar en el Alea, llevarlo al muelle
8. PONER DIESEL

En fin, que aburrido no es. En el primero de los paseos a la gasolinera aprovechamos para dejar el gas, estaría listo en un par de horas. Tras hacer diesel teníamos que volver a fondear (no nos dejaban usar el muelle un par de horas) y regresamos a bordo para volver con la auxiliar a por las compras, recuperar las botellas de gas y ¡a las 14'30h estábamos listos para salir!
Estrecho de Magallanes: allá que nos vamos

Volvimos a Delano, esta vez sin líneas a tierra, y pasamos una noche tranquila para salir a las 8'30 de la mañana aun sin luz. Dijimos adiós a un fondeo que nos ha cuidado como pocos, a sus increíbles amaneceres




y a nuestro amigo el Martín Pescador


Por la noche habían caído más de 5 cm de nieve y seguía nevando con ganas ¡El medidor de viento no funcionaba! Llegamos a la conclusión de que debía estar lleno de nieve o congelado. Ya habíamos tenido problemas con el regulador del gas que cuando estábamos bajo cero no quería funcionar (Johan ya lo ha solucionado) y lo más preocupante es que hemos leído en el blog del Galactic que más al sur muchas caletas son inaccesible porque están congeladas (en casi todos los buenos fondeos desemboca un río o cae una cascada y el agua dulce se congela) y en alguna ocasión han tenido que quebrar el hielo para sacar los cabos de amarre... tendremos que calcular bien a qué hora queremos llegar a los sitios para tener tiempo de cambiar si la cosa no funciona! Cosas del invierno!




Para dejar atrás Natales no queda más remedio que volver a pasar las angosturas, o White o Kirke. En capitanía nos dijeron que White es más sencilla y además ya la conocíamos pero por los horarios nos resultaba mucho más conveniete Kirke (el paso era a las 12'45 en Kirke, unas 20 millas más al sur -más en nuestra ruta-, a las 13'30 en White pero nos dejaba muy al norte, imposible de llegar a caleta Jaime de día) así que nos fuimos a Kirke.

La literatura avisa de corriente de 9 nudos y es importante llegar con la marea muerta, la última hora la hicimos a penas a 2 nuditos, casi flotando para no llegar antes de tiempo, pero el paso fue terriblemente sencillo (solo hay un paso estrecho, en White hay unos cuantos) con una marea de solo medio nudito... a favor.

el paso más angosto de Kirke
Había un fondeo justo pasada la angostura donde podíamos pasar tranquilos una noche que se anunciaba racheada pero resulta que hace unas semanas un mercante se quedó varado en la zona y hay montones de barcos trabajando para sacarlo del fondo; nuestra pequeña bahía estaba totalmente ocupada y no nos quedaba más que seguir.


Pasamos junto a una de las cascadas más grandes de Patagonia que estaba ¡completamente congelada!


Frío? sí, pero paisajes espectaculares


El plan era llegar a Jaime y llegamos.


El plan era que tendríamos 5 nuditos del Este (la bahía está abierta y mal protegida para esa dirección de viento) pero solo por unas horas rolando al N viento para el que estaríamos totalmente protegidos; el pronóstico también hablaba de rachas de 46 nudos para la noche. Pero los pronósticos no son más que apuestas bien fundadas y a veces no se cumplen, porque cuando llegamos a Jaime los 5 nudos eran en verdad más de 20 y amarrar a los árboles fue una aventura (pero lo dejo para la próxima)

Saludos congelados para todos.

viernes, 17 de julio de 2015

Puesta al día... estamos en Natales

Hoy escribimos un mail marathoniano para ponernos al día porque esto de poder acceder fácil a internet es cualquier cosa menos fácil y más nos vale aprovechar mientras podamos! bueno, prepararos porque es larguito... pero con fotos geniales!

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Salimos a las 10h de caleta Jaime con las ideas menos claras que nunca o la mente más abierta que en cualquier otra ocasión. A nuestra proa teníamos un punto en el que el camino hacia Puerto Natales se bifurca en dos brazos que desembocan en la angostura White y en la angostura Kirke respectivamente, paso obligado para llegar a Natales. Cada una de las angosturas tiene su aquel -pasos estrechos con fuerte corriente que avisan puede llegar a 10 nudos- y teníamos que elegir; antes de llegar ahí el brazo del estero Montañas se desvía al norte y ofrece una ruta de 30 millas...


al llegar a la entrada del estero Montañas el paisaje que se adivinaba eran nubes y nubes, el viento soplaba 20 nudos de norte (si seguíamos el estero justo de nariz) así que decidimos seguir camino y como la guía dice que el paso de White tiene unos paisajes más bonitos aunque el paso es algo más complicado... allá que nos fuímos.



Como para premiar nuestra elección las nubes se esfumaron (nos habían dicho que pasaba a menudo al llegar a la espalda de la cordillera) y el sol hizo su gloriosa aparición, porque los canales chilenos son bonitos pero cuando hace sol son indescriptibles.




Llevados por un viento suavito, con mayor y génova por primera vez desde hacía semanas disfrutamos como niños -lo que somos- del paisaje.








El fondeo previo a la angostura se llama caleta Mousse (51°54'6S 73°02'9W) y es una pocita que se abre detrás de una isla que se forma al norte del canal. Es la caleta preferida de los amigos del Galáctic porque se pueden hacer buenos paseos aunque íbamos avisados de que las rachas entran duro cuando el viento sopla fuera.


El espacio también está muy lleno de kelp (sustito) pero los árboles son sanos y robustos; maniobramos con cuidado para hacernos una idea de cuánto nos podíamos acercar a la costa: el fondo sube muy abrupto así que tiramos los cabos algo largos, dejamos la quilla en 4 metros (el timón se adivinaba en no más de tres, tal vez algo menos) y satisfechos nos fuimos a tomar el vinito de la tarde: costumbres son costumbres!


Las vistas desde el fondeo son de las más bonitas que hemos tenido (normalmente el fondeo es tan cerrado que poco deja ver) y la puesta de sol fue de lujo.


Más tarde, en la noche, la luna llena daba al paisaje un qué sé yo de mágico. Salí a ver el blanco de la nieve en las cumbres de las montañas reflejado en la fría luz de la luna y -además- lo que vi fue... ¡la playa!

Así la primera impresión fue que estábamos varados en la arena. Si me acercaba a la popa y apenas daba un saltito, el agua no cubriría la suela de mis zapatos... pero el barco se mecía sin problema, no estábamos escorados ¿?

Llamé a Johan y analizamos la situación: al bajar la marea (había luna llena, la mayor marea del mes) el agua había bajado más de lo esperado, pero la sonda seguía dando más de tres metros bajo la quilla y había suficiente agua bajo el timón, aunque sí, estábamos en algo así como una bañera, a escasos metros de “fuera de la bañera” y la imagen impresionaba un poco!

Dormimos bien y por la mañana fondeamos de nuevo dándonos un poquito más de margen aunque la caleta es como es... y nos fuimos a pasear por los alrededores.




Dos días de paseos que pasamos estudiando la marea porque -con la luna llena- el dibujo de ondas perfectas que tiene que dar el cuadro de mareas se transformaba en extrañas mesetas. En cualquier caso Johan hizo un análisis de esto y aquello y llegó a la conclusión de que la estoa estaría ahí a las 12'30h de la mañana y nos dispusimos a intentarlo.

Ya casi en la embocadura de la angostura oímos a una barcaza avisar a los demás barcos de su tránsito por White; si ellos pasaban a la misma hora es que ESA era la hora buena. Otra vez bien por Johan!





Pasamos con 2-3 nudos en contra, despacio pero sin problema. El lugar es precioso, lástima que las corrientes y los remolinos no den para fondear en el camino. Cedimos paso a la barcaza que venía detrás con mucho más motor que nosotros y llegamos al mar que da entrada a Natales.




Ese día se jugaba la final de fútbol de la copa America (Chile-Argentina) y teníamos ganas -yo más- de ver el partido... pero no íbamos a llegar a tiempo. Unas 6 millas antes de llegar a Natales vimos a la barcaza que nos había adelantado en la angostura fondeada en un buen lugar. Llamamos por la VHF y preguntamos si iban a ver el fútbol a bordo (sí), si podíamos ir a verlo con ellos (por supuesto) así que cambiamos rumbo y alla que nos fuímos (51°48S 72°35W) .

Fue divertido ver el partido, emocionante verlos emocionarse ante la primera copa América que ganaban en la historia del fútbol nacional, bonito verlos gritar que éramos nosotros que les habíamos traído la suerte. Cenamos con ellos y brindamos por la victoria. Lo pasamos genial.

Al día siguiente -previsión de viento casi nulo- fondeamos frente al puerto de pescadores 51°44'5S 72°30'2W (en Natales no hay ningún buen fondeo para los vientos predominantes) y ¡por fin! pudimos ir a tierra a pasear sin problemas, a ver tiendas, a confirmar que el rojo del semáforo indica que hay que parar, a ir a un ciber... y como no a capitanía a cumplimentar el papeleo.

Dos días más tarde nos movimos hacia el norte. Había parte de vientos moderados a fuertes y Natales no es sitio para estar. El destino era Puerto Consuelo, un lugar muy protegido donde hay una estancia llevada por descendientes de alemanes muy popular entre los veleros; los dueños de la estancia son muy hospitalarios y es fácil caminar en los alrededores, la protección es buena -es un lugar angosto y con muy poco calado- y parecía el destino perfecto.

A penas 4 millas antes de llegar vimos en un lugar que las guías también señalan como fondeo (puerto Prat 51°38'0 S 072 39'0W) un velero fondeado. No lo dudamos demasiado, podíamos pasar ahí el día y socializar un ratito y a la mañana siguiente ir a Consuelo...





Echamos el ancla -el lugar era bonito- y fuímos a saludar a los vecinos. No había nadie a bordo. No nos quedó muy claro si el velero está abandonado o simplemente fondeado esperando a sus dueños... pero allí estaba sin nadie a bordo. Aprovechamos lo fácil que era caminar para pasear un buen rato (vimos montones de conejos salvajes, es genial que la vista se acostumbre a ver cosas nuevas) y volvimos a bordo a pasar otra tranquila noche sin más novedad.

El día siguiente -madrugamos menos que nunca, sólo teníamos que navegar 4 millas- amaneció increíblemente despejado, soleado, alucinante... Lo pensamos poquito, ya era algo tarde para el plan pero intentar subir hasta el final del seno de Última Esperanza parecía posible y si no llegábamos al menos, recorrer parte del camino con ese solazo nos permitiría disfrutar de un paisaje que prometía lo mejor... y allá que nos fuimos.




Para nuestra sorpresa (al menos para la mía), al empezar a navegar un “creck, crack, creck” nos acompañaba ¿?, ?el mar estaba helado! una capa de un centímetro de grosor se extendía por toda la bahía, podíamos ver a los pájaros paseando por encima!



Salimos sin dificultad y pusimos rumbo norte. El día nos regaló todo lo que esperábamos de él...










nos regaló hasta lo que no esperábamos: al llegar al paso más angosto antes de enfilar las últimas 18 millas el mar se llenó de borreguitos y el viento fue en a penas 100 metros de 2 nudos a 25 (en contra) lo que sumado a la corriente (en contra) hizo que nuestra velocidad bajara (en picado) de 5'5 a 3 nudos... no íbamos a llegar a tiempo de encontrar un buen fondeo así que decidimos que el paseo -maravilloso- había sido eso, un paseo, y pusimos rumbo a Consuelo.


Pero no siempre lo que uno quiere es lo que uno consigue. Al llegar a Prat la capita de hielo sobre el mar seguía presente, pero a penas media milla más al norte la cosa se ponía bastante impracticable: podíamos romper el hielo con el casco si mayor problema pero corríamos el riesgo de fondear en Consuelo y que las temperaturas siguieran bajando (aquí estamos en lo más crudo del invierno) y nos tocara quedarnos en el hielo por semanas; no teníamos muchas ganas de hibernar y no queremos que el hielo nos raye la pintura (el Alea es el barco más mimado de todo Chile) así que reculamos a Prat y el día acabó donde había empezado.





A la mañana siguiente y con un parte de vientos fuertes y racheados para un par de días más tarde, después de una noche con más de 30 nudos en el fondeo, regresamos a Natales y seguimos al sur, a media milla de donde paramos a ver el partido está caleta Delano (51°48'4S 072°36'2W), que da buena protección para los vientos dominantes ¡y tiene árboles a los que atarse! A media tarde estábamos fondeados con 60 metros y pico de cadena y cuatro cabos (popa y medio través) preparados para lo que viniese ¡y se podía pasear!. Lo único menos bueno es que parecía que habíamos pillado algún tipo de red con la hélice que hacía un ruído un poco feo. Tocaría meterse en el agua (2°) para ver... pero mejor lo dejábamos para el día siguiente (o el otro) porque semejante tarea necesita de mucha preparación mental.


En la entrada de la caleta hay una piscifactoría -no veíamos ninguna desde el norte de Penas- y hay diversos edificios de la empresa en la bahía. Paseando llegamos a la caseta donde dos guardias nos saludaron, entramos a decir hola y... bueno, salímos horas más tardes, bien comidos, calentitos, con el cafecito hecho, y con dos nuevos amigos. Ellos eran los guardas de noche-fin de semana, nos dijeron que hay una buseta que todos los días laborables lleva al personal de Puerto Natales a las instalaciones y que estábamos invitados a usarlo si queríamos ir a la ciudad ¡genial!



Al día siguiente, en el consabido paseo, visitamos al personal que trabaja entre semana, llegando vimos a los buzos que estaban preparándose para cambiarse ya finalizada su jornada ¿buzos? ¡buzos!

Les preguntamos si tendrían inconveniente en echar un vistacito a nuestra hélice; ellos tienen trajes de buceo menos tropicales que los nuestros... nos dijeron que encantados pero que necesitábamos autorización del jefe. Antes de 30 minutos después de haber iniciado nuestro paseo diario, teníamos un buzo desenredando nuestra hélice.



Nos deshicimos en agradecimientos y ellos nos invitaron a presenciar al día siguiente el proceso de desove de los salmones (son una instalación que cría salmones para reporducción) ¡guau! me gusta Chile


Al día siguiente tocó madrugar (a las 8 teníamos que estar con el personal de la piscifactoría) y desayunamos con ellos entre charlas y risas y pasamos una mañana entretenia y muy formativa (y fría, cayó una nevada alucinante) viendo cómo es todo el proceso de recolección de huevas y esperma. Las instalaciones nos parecieron muy modernas, todo el proceso muy limpio y esteril (nosotros también tuvimos que usar capelinas y guantes y esterilizar pies en cada lugar que entrábamos); pudimos acompañar a cada parte del proceso (desde ver a los buzos sacar el pescado de la piscina, la extracción de las huevas, el trabajo de toma de muestra de los veterinarios, la cremación final del pescado) y para guinda, comimos con ellos en el calor de su salón.



Me gusta Chile. Aunque nos nieve -mucho- un día sí y otro... también





Hoy hemos vuelto a madrugar para tomar la buseta de la piscifactoría y aquí estamos de nuevo, en la ciudad, con un ciber para subir el blog.. y la jugada nos ha salido regular. La buseta ha salido cinco minutos antes de lo previsto y la hemos perdido, pero hemos decidido andar hasta la ciudad (calculando unos 8 km). Hemos empezado a andar en mitad de la oscuridad y con una buena nevada, los 8 km eran ¡15! afortunadamente a 3 km de la meta alguien nos ha recogido para llevarnos al ferry (yo, falta de costumbre, estaba en las últimas; ¿queríamos caminar?, pues toma caminata!)


Ahora estamos aquí con las dudas de si volver a Última Esperanza o ya poner rumbo sur, en cualquier caso queremos pasar por aquí una semanita más: día que pasa día que se alargan las horas de sol y eso nos facilita el camino...

La gente dice que el tramo que nos falta es el más espectacular, no es que quiera dudarlo, pero me cuesta imaginarlo, tengo los ojos llenos de cosas que se me hacen difíciles de superar.



Seguimos en camino!