martes, 11 de septiembre de 2012

Con la cabeza en San Blas


Aquí seguimos, reposando y esperando, estamos en lista de espera para ese TAC que nos permita saber qué es exactamente lo que mantiene a Johan sin poder hacer vida normal.

Los días van pasando mirando el techo. Tiempo para evaluar, valorar, pensar, soñar.

Tiempo para añorar la vuelta a casa

Tiempo para recordar nuestro paso por San Blas.

Antes de que la espalda del capi nos dejara clavados, habíamos vivido más experiencias que queríamos compartir con vosotros y en ello estamos, el cuerpo en Barcelona, la cabeza en San Blas.

El siguiente capítulo que tenía preparado era el del aprovisionamiento... ahora que tengo un super en la puerta, ver las fotos, rememorar los problemas para cuadrar el menú me parecen lejanos, pero hace unas semanas, nuestra vida era así; dentro de unas semanas confiamos en volver a vivir esta vida

Sabíamos que ir de compras una vez estuviéramos en el archipiélago no iba a ser fácil; por eso recalamos primero en Portobello y nos fuimos un par de veces al super de Sabanitas para llenar las sentinas hasta arriba. Además Maribel me había enseñado a hacer conservas de carne (las de pescado ya formaban parte de nuestra rutina) así que entre unas cosas y otras, calculábamos poder "sobrevivir" unas semanas.

Al llegar a Porvenir, visitamos una de las islas habitadas de San Blas, son islas que se abarrotan de casas que apenas si dejan un pasillito antes de llegar al mar. Allí nos encontramos ¡un super!, con el pasar de los días encontraríamos otro en Cartí, en Soledad Miria...

Unos más grandes, otros más pequeños, un denominador común: muy poco producto fresco, café y pasta, conservas de tomate, tal vez algo de arroz... y poco más






Pero no contábamos con lo que iba a ser nuestra fuente de proteína fresca!




A diario -una o varias veces- se nos acercaba una barca tradicional con pescadores que nos ofrecían por muy buen precio, las capturas del día




No tienen problema alguno en limpiarte la pieza que eliges y dejarte la mercancía lista para entrar en el horno





Aunque a nosotros nos gusta más el pescado que el marisco... hay que probarlo todo; entre nosotros, esto, mmm, no nos aclaramos demasiado con los centollos




Pero no hemos tenido problema para pillarle el punto a las langostas





Y entre unas cosas y las otras, el Alea se ha quedado con las sentinas llenas de conservas que no ha hecho falta utilizar; eso sí, los menús han sido mucho más exquisitos de lo que nosotros habíamos previsto!





Tanto así que la abundancia del mercado a los pies del balcón no consiguen que me olvide de que pronto volveremos a casa...





3 comentarios:

Paula dijo...

Hola Silvia.A ver cuando nos pasas alguna receta sencilla para preparar conservas de pollo o carne....
Te saludo desde Buenos Aires y un saludo especial a Johan.Por favor, mantenganos informados, ya somos amigas/os!!!
Paula

Paula dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Laura Invienta dijo...

Mucho ánimo y esperamos que Johan se recupere pronto!! Un abrazo desde el Hephaïstos en el Sur de Sicilia.