martes, 6 de marzo de 2012

Las Grenadinas: Unión y Becquia

Empiezo hoy con un poquito de geografía que esto del Caribe tiene su miga, porque son un grupo de islas como Grecia... pero cada una es un país y en cada una tienes que hacer el papeleo, cambiar la bandera, cambiar moneda.

Bien, esto no es del todo cierto, las Grenadinas que son un grupo de islas no independientes. Las menos pertenecen a Grenada y las más a Sant Vincent.

Cuando estuvimos en Carriacou -en el catamarán de la music session- charlamos con varios norteamericanos expertos en estas tierras y todos coincidieron en hablar fatal tanto de Sant Vincent como de las islas que de ella dependen salvo Becquia. Tanto así que todos nos recomendaban ir a Tobago Cays luciendo la banderita amarilla que señala que estás pendiente del papeleo y de ahí directos a Becquia donde podíamos hacer tanto la entrada como la salida del país para dirigirnos del tirón a Santa Lucia.

La guía que maneja la mayoría de gente por aquí también habla fatal de la seguridad en esta zona; sabemos que hace años (bastantes) que hubo un ataque a un velero en el que murió una persona (un hecho puntual, seguro, pero que ha dejado su huella entre el personal) y avisa que la gente que te aborda -para ayudar con la boya, para venderte cosillas- es más violenta que en otros lugares.

Es por eso que en lugar de ir a Union fuimos directos a los cayos... pero ahí nos encontramos con Dani y Sandra que habían arribado sin tanta información y con la mente abierta a Sant Vincent y que estaban encantados del lugar, también de Becquia, en cuanto a Mustique y Canouan nos contaron que hay mucho resort privado y mucho famoseo, que en alguna playa había guardias de seguridad a los que tuvieron que entregar las cámaras de fotos para dar un paseo!

Total, que con toda la info, hicimos un poco de valoración... y dimos marcha atrás para conocer Unión de la que nos separaban solo 6 millas (con viento a favor para un cambio) y allí formalizar los papeles que nos pone nerviosos lo de andar ilegales por los sitios.

La travesía fue fácil, rápida -sólo con el génova desplegado- y con bastante viento -eso no nos está fallando nunca-. En el camino vimos a las barquitas que en Tobago Cays nos ofrecían frutas, langostas, etc. navegando como verdaderos camicaces rumbo a su trabajo.


Llegamos a Clifton Harbor, en la cara este de la isla con un viento de unos 25 nudos mantenidos y el fondeo bastante repleto. Rápidamente nos ofrecieron una boya que en principio no quisimos -si se puede estar gratis lo preferimos- que después quisimos coger pero no nos gustó donde estaba. Buscamos aquí y allá, echamos el ancla y la recogimos dos veces y acabamos delante de la barrera de coral -que para las olas pero te deja con la ventolera- junto a otros muchos veleros.

Todo el día despeinados pero con unas vistas inmejorables!!! Sí, sí, la foto la hemos hecho nosotros y este era el paisaje de los desayunos, comidas...

Los trámites de entrada fueron sencillos, en el pueblo hay un par de supermercados, se puede comprar buena fruta, hay abundantes restaurantes, tiendas, bares con wifi... es cierto que nos pareció que la gente en general era más, esto, digamos chillona (entre ellos, no es que anduvieran peleando todo el día... es que hablaban a gritos) pero no nos sentimos para nada inseguros


Al llegar a tierra nos esperaban unas preciosas palmeras (siempre hay unas preciosas palmeras en algún rincón) a las que llegábamos invariablemente chorreando porque con la ola que había liada en el fondeo era imposible hacer el trayecto en la auxiliar sin mojarse hasta lo último (tanto así que finalmente íbamos con un cambio de ropa en la bolsa estanco)

Ah! os pongo este detalle de los cableados eléctricos aquí porque es algo que siempre me llama la atención pero no es nada exclusivo de Unión, lo mismo lo vamos encontrando por todas las islas

Y una noche Fernando nos llevó de cena al restaurante recomendado por la señora del bar donde usábamos el wifi... que resultó ser la dueña del restaurante recomendado.


En cualquier caso la recomendación fue adecuada porque cenamos fenomenal -un pescado riquísimo- amenizados por una steel band y regados con la cerveza local... que ya no era la Carib (es que cada isla tiene su propia cerveza)


Pasados unos días (y repuesto el tanque de campingaz de 3 kg por el que pagamos 20 euros!) levantamos ancla para dirigirnos directamente a Becquia, que nos daba más miedo lo de las playas privadas que la falta de seguridad.

El trayecto fueron 50 millas (8 horitas de navegación) con más viento del previsto -como siempre- con algún que otro chubasco -como siempre- y ciñendo como locos pero sin hacer tantos bordos como en otras ocasiones que no todo iba a ser malo.

En el Caribe estamos navegando el 90% del tiempo con dos rizos en la mayor y con el génova bastante rizado; tanto es así que hemos cambiado nuestro génova principal por el de respeto que es algo menos, pero de ser esta nuestra zona habitual de navegación, sería combeniente comprar uno 1o0% o un foque... sí claro, lo bueno sería tener de todos los tamaños... pero lo que hay es lo que hay!

Llegamos a Becquia a las 16.00h y fondeamos sin problemas en Admiral Bay, rodeados de otros muchos (¿cientos?) barcos y dejamos el papeleo para el día siguiente -ya no nos agobiamos por unas horas sin papeles... si se trata solo de unas horas-


Nos fuimos a pasear -directos a los mercados de fruta y verdura- y a buscar algún barcito donde conectarnos a internet, estirar las piernas y disfrutar sin más de todo lo que nos rodeaba.



En uno de los paseos descubrimos una vieja carpintería un poco destartalada con un viejito carpintero -medio destartalado- y preguntamos si tenían madera para hacer un suelo para la bañera del barco. Hacía tiempo que buscábamos y no dábamos con el material adecuado (el problema acostumbra a ser encontrar el material... el segundo problema encontrar el tiempo para hacer el trabajo) y Jimmy el carpintero tenía lo que buscábamos. Johan le ayudó a cortar y aplanar las tablas, Fernando ayudó a Johan a cortarlas y montarlas en el barco y 35 euros y unas horas después teníamos un suelo de lujo en la bañera (¿quién ha pensado que no hacemos nada útil??)

Lo mejor, el rato que pasó Johan en compañía de Jimmy, que aunque poco hablador le contó retazos de su vida, de la isla, de cómo han cambiado las cosas... eso que a nosotros nos gusta más que cualquier palmera ¡y a mi me gustan mucho las palmeras!!!!


Y hablando de cosas útiles, aquí si que saben. Además de los típicos vendedores de fruta, aquí hay barquitos que lo mismo te traen agua al barco que te llevan la colada y te la traen al día siguiente seca y dobladita.

pasamos tres días en Becquia que por nosotros podrían haber sido dos semanas; encontramos una pizzería barata, un bar con vistas, una cafetería con buen cafe, el fondeo era bueno... pero había que seguir la ruta. Y eso ya será otro capítulo




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