viernes, 30 de octubre de 2009

Ermioni

Desde los lluviosos días del otoño holandés, seguimos pasando revista a lo mucho que ha dado de sí el verano... siempre con el corazón un poquito en el mar.
Cuando planificábamos el viaje del verano siempre pensábamos en las ISLAS que íbamos a visitar. Supongo que tiene una magia especial lo de pensar en un pedacito de tierra flotando sin conexión con el continente; o tal vez es que estamos codicionados por la publicidad y eso de las islas nos lo han vendido muy bien ¡qué se yo!

Lo cierto es que le pedí a mi hermano que me comprara y me hiciera llegar una guía de las ISLAS griegas y nos aprendimos al dedillo toda la información de Poros, Hydra, Dokos, Spetsés... y cuando decidíamos la derrota del día, si teníamos que ir a algún punto de la costa continental lo entendíamos como una "necesidad" logística, como un paréntesis obligado entre isla e isla.

Y de ese modo tan poco entusiasta hemos llegado a lugares de los que no sabíamos más que lo que decía la guía náutica -que si es un buen puerto, que si perfecto para este o aquel viento-... y hemos descubierto LUGARES MARAVILLOSOS y aprendido que lo mejor es viajar libres de prejuicios y con la mente bien abierta, planificar la ruta dejando un espacio para la sorpresa, buscar lo conocido y por que no lo que no ocupa tanto lugar en las guías.

Buff! hoy estoy un poco filosófica

En fin, que lo que os quería decir es que un buen día pusimos rumbo a Ermioni porque tiene una disposición estupenda que te da un buen refugio no importa de dónde venga el viento (tiene dos puntos de amarre y dos fondeos, uno al norte y uno al sur) y descubrimos un lugar que nos robó el corazón!
Nuestra rutina de navegación durante el verano ha sido salir después del desayuno -sin madrugar demasiado ni dormirnos en los laureles- y buscar un fondeo donde darnos el chapuzón relajado y comer con las gotitas de agua salada secándose al sol ...

en el camino entre Poros y Ermioni, la parada del baño ideal está al abrigo de una isla que se conoce como "el sapo"... por razones que no hace falta explicar! -creo-



pero también hemos parado alguna vez en una pequeña islita que hay justo antes de llegar a Ermioni




Y después de comer ponemos rumbo al destino en el que queremos pasar la noche para llegar con tiempo de dar un buen paseo y conocer los rincones que nos tenga reservados.

La población de Ermioni se levanta en una bahía que cierra al sur (a babor según se entra) con una lengua de tierra que está ocupada por un precioso bosque de pinos circundado por un camino puede andarse en una media hora.
En la bahía grande -orientada al norte- está el puerto al que llega el ferry diario de Atenas y en el que hay amarres para veleros aunque la profundidad no es mucha por lo que es importante ir con mucho cuidado y estudiar primero la guía!!
Frente a ese puerto hay un fondeo que es el que nos ha acogido más de una vez y donde hemos disfrutado de puestas de sol, amaneceres, baños a la luz de la luna...

Y al sur -y NO aparece en la Pilot que llevamos a bordo- puede amarrarse al muelle de la forma habitual por estos lares, con el ancla a proa y amarres a popa junto a los bares de copas y las tabernas

Y una vez amarraditos o fondeados ¡a pasear y conocer!

Como os he dicho Ermioni nos ha regalado postales increibles, así que aquí os las dejo, sin más comentario que el deseo de que disfrutéis como lo hicimos nosotros


























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Información para navegantes

  • Amarre en el puerto; en la guía viene bien señalizado el lugar reservado para el ferry, justo al otro lado de ese muelle está el punto con mayor profundidad. Nosotros -la primera vez que llegamos- amarramos más atrás y apenas teníamos un palmo de agua bajo la quilla. Llegó un amigo que se abarloó a nosotros y para ello tuvimos que retrasar nuestra posición un metro... y una ola nos hizo golpear contra el fondo!! cambiamos rápidamente de lugar pero ya habíamos perdido un puntito de pintura en el soporte de la pala del timón lo que nos ha hecho sacar el barco del agua para asegurarnos de que no era grave (y afortunadamente no lo era, un desconchón menor que un euro y gracias a los ánodos de zinc que han trabajado fenomenal, ni rastro de óxido) y desde luego tuvimos claro que no era un buen sitio para nuestro calado!
  • Fondeo frente al puerto; el fondo de barro proporciona un buen agarre, incluso con fuerte viento del norte no hemos tenido ningún problema. Es fácil acceder al puerto con la auxiliar.
  • Amarre en el muelle sur: está situado en la parte más bonita del pueblo -la zona de bares, tranquilos y preciosos, y tabernas donde cenar por unos 15 euros sin problemas- pero el fondo no es bueno y no es fácil fijar el ancla. Lo mejor es dejarla caer bien lejos -70 u 80 metros, sin miedo- para poder ir recogiendo cadena si es necesario. Aquí cuando hay resaca de olas es bastante incómodo! peeero, es el lugar elegido por las flotillas de chárter... por algo será.
  • Agua y electricidad: en el muelle del sur hay un punto de toma de agua pero hay que esperar a que el "waterman" venga a servirla (está cerrado con llave) cosa que no pasa todos los días. El precio 8 euros por un tanque. Vimos gente conectada con electricidad pero nos pareció que la tomaban de algún bar con el que habrían llegado a un acuerdo...
  • Compras: Hay una fruta extraordinaria, un par de carnicerías y varios supermercados chiquitos (en la zona norte, junto al puerto) y un par más grandes aunque para encontrarlos hay que caminar un poco más...
  • Campingaz: hemos visto anunciada su venta en un par de sitios pero en verdad sólo servían botellas de las griegas (las de color azul oscuro que después no puedes cambiar fuera de Grecia!)
  • De copas y cenas: como en todos sitios... mejor mirar la carta antes de sentarte. Hemos bebido cervezas por 2 euros y visto algunas por 5! Hay tabernitas donde comer sin problemas por 15 euros; la especialidad: el pulpo... lo dejan secar al sol durante un día y medio o dos; cuando toma un color parecido al del café y una textura como de chicle (no me lo invento... nos lo explicó un camarero) ya está listo para ir a las brasas donde lo dejan un buen rato.
  • Lo mejor: la terracita de las sillas azules, los atardeceres en el muelle sur, los amaneceres en el fondeo del norte y callejear

lunes, 26 de octubre de 2009

Poros



Pues hoy empezamos con un mapa, que me dice el capi que yo me pongo ha hablar y no pienso que quien me lee igual no tiene claro dónde está este o tal sitio, que un mapa -vaya, una carta como diríamos a bordo- nunca está demás!!!
Así que ahí podéis situar la isla de Poros, que apenas es una isla porque se separa de Gallatas, en el continente, por tan solo un canal chiquito que se hace en un par de minutos en "barca-bus".

Y ahora que ya estamos situados, hablemos de Poros!




Al igual que Aegina está muy bien comunicado con Atenas (90 minutos con el Hydrofoil) así que es un lugar que se llena de atenienses los fines de semana y es además un destino en el que no faltan veleros... por que la verdad es que es un destino estupendo.




El pueblo tiene una "primera línea" claramente enfocada al turismo, llena de tiendas de souvenirs, de bares, tabernas y heladerías! Pero apenas te adentras en las calles interiores descubres un pueblecito tranquilo que se encarama en la montaña hasta llegar a la torre de la iglesia que lo preside. A lo largo del paseo marítimo es posible amarrar el velero -con la maniobra de ancla a proa y cabos por popa- pero es importante consultar antes la guía porque hay zonas diferenciadas: para los veleros, para los pescadores, para los "barco-bus" que hacen el trayecto a Gallatas (justo al frente), un espacio reservado para compañías de chárter...

Amarrar aquí tiene la ventaja de que tienes todo a mano, lo bueno -tiendas, ocio, incluso encontramos un par de bares que ofrecían entre sus servicios la posibilidad de darte una buena ducha, de esas en las que no miras el tiempo durante el que el agua está corriendo por tu espalda- y lo malo -los bares, sin ser especialmente estruendosos... tienen música que suena y suena.




Pero Poros está rodeado de bahías donde fondear!
Desde ahí la vista es preciosa -especialmente de noche- y si bien no tienes las tiendas tan a mano a cambio las ventajas son (por lo menos para mí, claro que no soy parcial porque me encanta fondear) innumerables... y el único inconveniente se salva fácilmente: si hace falta ir a tierra, pues se va



Aleita! y listos

Si en tierra caemos en la tentación de cenar fuera... pues un día es un día



Pero que conste que también nos podemos apañar muy bien a bordo




La vista de Poros desde el fondeo es impresionante, es como estar viendo un cuadro con montones de casitas, de distintos colores, que al llegar la noche encienden cientos de bombillas ¡cómo de cuento!



Y no hay nada comparable con disfrutar de una puesta de sol rodeados de mar y silencio



Bueno, tal vez la oportunidad de disfrutar de una puesta de sol detrás de otra



Y desde luego la gracia de darte un chapuzón en cualquier momento: antes del desayuno, a media mañana, por la tarde, a la luz de la luna...



Se puede estar en Poros durante unos cuántos días y aun así cambiar de escenario a diario, porque con apenas unos minutos de navegación puedes ir de un fondeo a otro y pasar por las distintas calas que lo rodean a ambos lados del canal.

Porque estar de vacaciones es descubrir que relajarse es posible



Pero ya se sabe... a nosotros lo que nos gusta es navegar

así que dejamos atrás Poros y ponemos rumbo a Ermioni

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Información para navegantes:


  • El paso entre los dos lados de Poros se hace a través de un canal de poca profundidad en el que se ha dragado un pasillo... hay que ir atento a la carta y tener todos los sentidos alerta: es un espacio de bastante tráfico y a todas horas puedes encontrarte con un ferry que tiene prisa.
  • Hay dos espacios para amarrar: el el muro del pueblo y en unos pantalanes que hay al este (aparecen señalizados en el mapa que hay más abajo); en los pantalanes hay puntos de toma de luz y agua (electricidad 7 euros/día; agua 2'5 euros por 500 litros); tienes que esperar que pasen a cobrar (el precio de siempre, para nosotros 5 euros) y solicitar los servicios
  • Hay buenas tiendas para aprovisionarse
  • Es posible comprar campingaz... en la tienda de licores
  • Hay muchas tabernas en las que comer por entre 12 y 15 euros
  • El fondeo es en fondo de barro y el ancla coge muy bien
Y aquí os dejo un par de mapitas con los lugares en los que fondeamos en alguna ocasión y la localización de los dos puertos

Felices navegaciones... llegar aquí vale la pena




miércoles, 21 de octubre de 2009

Aegina. Punto de partida

Durante el verano Aegina ha sido nuestro punto de partida para la mayoría de los amigos que han venido a pasar sus vacaciones con nosotros. Todos volaban hasta Atenas; desde el aeropuerto hay un autobús que llega directamente hasta el Pireo, puerto desde el que zarpan los ferrys que comunican la capital con las islas. Desde ahí hasta Aegina hay apenas 40 min. -si eliges el hidrofoil o ferry rápido y al que nosotros llamábamos cariñosamente "la cucaracha"- o algo más de una hora si optas por el más lento y el precio ronda los 14 euros... y desde el primer día podíamos empezar a descubrir las islas del Argosarónico.




La isla tiene un puerto en el norte -donde llegan los ferrys y donde hemos establecido nuestra base- y otro chiquito en el sur en el que no es fácil encontrar sitio... Tiene un templo bien conservado -Aphaia- que se puede visitar fácilmente -hay un autobús que pasa cada media hora-, varias playas a las que se podía llegar a pie desde donde estaba amarrado el Alea, unas calas estupendas en el sur donde pasar unos buenos ratos.

En los alrededores del puerto, el pueblecito es muy agradable, tiene muchas tiendas, restaurantes, bares... es lugar de visita habitual de los atenienses durante el fin de semana, porque al fin y al cabo, tienen un trocito de paraiso a poco más de media hora de su casa.

Y como hemos estado más de una vez, y más de dos... es normal que nos hayan pasado más aventurillas en esta isla que en otras, pero ¡es que nos ha pasado de todo!!

Hay un pequeño puerto deportivo y justo a su lado las instalaciones municipales -esas que nos cuestan alrededor de 5 o 6 euros diarios- y nosotros nos quedamos con las segundas.

Hay un muro que da al paseo principal del pueblecito y unos pantalanes -reservados para pequeños barcos locales- en los que podían amarrar tres o cuatro barcos en el extremo. Ahí amarramos la primera y la segunda vez...



Johan estaba en el baño cuando oyó gritos junto a nuestro barco y me gritó
- Silvia, sube rápido, pasa algo
Eché a correr y cuando estaba a mitad de las escaleras -o sea, nuestros cuatro peldaños- un fuerte golpe me tiró contra la pared. Salí y vi un barco literalmente empotrado contra el Alea. Era un barco de charter patroneado por un grupo de polacos. Después supimos que el capitán tenía sobrada experiencia -profesor de vela ligera- y que había errado -MUCHO- en sus cálculos y sin querer -desde luego- había golpeado el lateral de nuestro barco con la popa del suyo.
Johan subió al momento, buscamos los daños... y los encontramos



Supongo que visto así no parece demasiado (es la manchita gris, pintura de emergencia hasta que podamos repararlo en condiciones), es una abolladura pero si el barco hubiera sido de poliéster a saber hasta donde habría llegado el disgusto! El mayor problema es que no sabemos si el golpe ha roto la pintura en el interior -un desastre porque sería un punto en el que podría empezar a haber problemas de óxido- y el dichoso golpe está ¡en el baño!
Para acceder a él tenemos que desmontar el baño (todo sellado para hacerlo estanco), desmontar el tanque de aguas negras y quitar el aislante... aggrrrrrrr... tarea number one cuando volvamos a bordo.
El patrón del "atacante" vino a bordo con los papeles de su seguro, compartimos una cerveza y llegamos a un acuerdo amistoso, intercambiamos mails y prometimos llamarnos si algún día navegamos por aguas polacas. Yo me pasé todo el rato llorando como una magdalena.
Al día siguiente lo vimos desayunar con una cerveza; tal vez ahí radica el fondo del problema.

Lo cierto es que ese amarre en concreto no es de los más fáciles, pero en las dos horas siguientes un barco holandés nos golpeó la puntita de la proa y un charter con tripulantes de Servia estuvo a punto de hacernos comer su ancla...



Como hay que aprender de las experiencias, prometimos no volver a amarrar en los extremos de esos pantalanes. Si no había sitio en el muro fondearíamos hasta que alguien se fuera.

Esta solución también tenía su aquel porque habíamos visto que era muy habitual que se cruzaran las cadenas y que al levantar el amarre te levantaran también tu ancla (el puerto tiene una forma un poco circular y no siempre es fácil "apuntar" el ancla en línea recta a tu puesto de amarre), pero parecía un mal menor.




Lo normal cuando llegas a amarrar es que todos los vecinos corran a la proa y empiecen a decirte que justo ahí, justo cuando ibas a apretar el botón para dejar caer tu ancla, está la suya -nosotros también lo haríamos, desde luego.

Cuando nos pasó lo que voy a contaros estábamos tranquilos; como pasamos dos días sin movernos, nuestros vecinos habían cambiado y nuestra ancla no podía estar sobre ninguna de las de los nuevos.

Cuando llegó el momento de irnos no tardé en ver que con nuestra cadena estábamos levantando la de un vecino... la maniobra a seguir -si no tienes un aparatito muy útil para estos menesteres- es pasar un cabito por la cadena que has pescado manteníendola en alto y así puedes sacar la tuya de debajo, así que yo me puse a la rueda (horror!!) y Johan, con Alex y Juan, se pusieron a la tarea.

En cuestión de cinco minutos estábamos listos para seguir, peeeero... una segunda cadena estaba sobre la nuestra y -os lo creáis o no- la historia se repitió hasta una cuarta cadena.





Más de una hora estuvimos para poder salir de allí, todos los barcos llenos de gente que nos miraba -unos curiosos, los de lejos, otros serios, los dueños de las cadenas a quienes estábamos levantando el ancla- nosotros ya saludando, a lo estrellas de Hollywood...

Aunque parezca mentira nuestros dos vecinos de la derecha habían dejado caer el ancla a su izquierda y los de la izquierda a su derecha... la ley de Murphy elevada a la enésima potencia.



Pero cuando nos acordamos de Aegina, nos acordamos de la imagen de su iglesia presidiendo el puerto, de las musakas que nos comimos, del mercado de pescado, de las cervecitas... un lugar al que volver!




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Información para navegantes

1.- El precio de la estancia en la zona municipal es el mismo que en el resto de Grecia; para nosotros 5 euros, siempre pagando por la entrada 5 euros extras
2.- en el muro que da al paseo hay puestos para conectarse al agua y electricidad. Hay que comprar una llave que te da acceso. Pagas 10 euros reembolsables y te cobran 20 en concepto de saldo... pero si no insistes mucho no te devuelven nada de ese saldo aunque nosotros sólo necesitábamos agua y no gastamos más de dos eurillos para llenar el tanque y endulzar la cubierta.
3.- es un buen lugar para llenar la despensa. Hay varios y buenos supermercados, fruterías, mercado de pescado.
4.- hay una tienda náutica que te trae materiales de Atenas en un plis plas... o tienes el ferry con el que puedes ir y venir en sólo una mañana
5.- hay un montón de restaurantes en los que comer a partir de 15 euros por persona

jueves, 15 de octubre de 2009

Crónicas de tierra firme. Olores




Pues ya estamos instalados en Holanda... lejos del Alea pero no lejos del mar!

Middelburg está al sur del país, en la región de Zeeland -según dícen todos por aquí la que tiene mejor tiempo de toda Holanda... aunque los días de sol y lluvia andan por el momento al 50%-, es una ciudad con mucha historia, edificios preciosos, recorrida por diversos canales, con paseos que en otoño son como un sueño... y con un pequeño puerto para veleros!!

Y como es Holanda, pues tiene sus correspondientes molinos



Y aunque no pasa ni un día sin que vea un velero (es habitual cuando voy a la estación encontrarme el puente levantado para dar paso a alguna embarcación y los fines de semana está claro que la gente sale con su velero a navegar) lo más habitual -como no- es ver muchas, pero muchas bicicletas.




El otro día estábamos paseando camino de la biblioteca -es impresionante y se merece un capítulo propio- junto a uno de los canales percibimos un olorcillo familiar que realmente estaba fuera de lugar. Olía... olía a barco recién sacado del agua, ese olorcillo a mar, a caracolillo, a ...

Y sí, ahí estaba, no era una alucinación

Una bicicleta debió caer al canal hace ya tiempo y los servicios de limpieza la habían recuperado!!
Y quedaba claro que no le habían hecho un oportuno tratamiento con patente porque estaba así de original -y en mi opinión bonita!-





Y por un momento pudimos comprobar que sí, que como con la magdalena de Proust, los olores te pueden hacer viajar en el tiempo y mirando la bicicleta estuvimos por un instante en Kilada, junto al Alea recién sacadito del agua.



Mañana os cuento historietas de las islas para que se me pase la añoranza de mar


jueves, 8 de octubre de 2009

Amarrar con un cabo a tierra

Pues hoy toca mirar atrás y recordar esas aguas cálidas y cristalinas!!!

Creo -bueno, estoy segura- que tanto Johan como yo hemos aprendido un montón durante este verano (y lo que nos queda por aprender!!!) y que lo que en octubre me parece normal en junio me parecía ciencia ficción... o cine de terror

Johan me había explicado que en Turquía -donde él ya ha navegado- es habitual que en algunas calas en lugar de fondear sin más, se eche el ancla y se amarre por popa con un cabo largo a tierra, normalmente a un árbol.

La primera vez que entramos en un fondeo donde había barcos amarrados de esta forma fue en Abelike y yo me sentí completamente incapaz de hacer mi parte para que la maniobra saliera bien: todavía no domino -en absoluto- la rueda del timón y me da pánico la idea de quedarme sola a bordo con el barco "en marcha"; no estaba segura 100% de mi habilidad haciendo ases de guía; ¿nadar hasta un árbol? ¡JA!; ir con la auxiliar hasta la costa y buscar un árbol ¿YO? pero si no siempre soy capaz de poner en marcha el motor fuera borda (bueno, ahora casi siempre sí), no soy una experta remadora, tengo miedo de no saber atar a Aleita, de pincharla si la meto en las rocas, de, de...

En Abelike fondeamos sin más

Pero hay otras circunstancias en las que no queda más remedio que ir a atar la popa a tierra en lugar de amarrarse al muelle. Hay lugares (fondeos pero también algunos amarres "normales" en alguna isla) en los que no puedes acercar el barco más de 8, 10 metros de la pared porque hay rocas, pero en los que hay anillas o estacas preparadas para amarrar... pero con un cabo largo.

Y llegó el día en que no quedó elección y tocó ir a amarrar a la estaca

¿con Aleitao a nado?


Definitivamente, yo a nado, con un estilo peculiar, poco estiloso pero efectivo, con un cabo largo (inicialmente teníamos un único cabo de unos 70 metros y usábamos un par de amarres unidos, ahora ya tenemos dos cabitos adecuados para este menester), espero en popa la orden del capitán, que con un AHORA me señala el momento de saltar.



y para allá que me voy, segura de que el barco no se me irá encima -que para eso me cuida el capi-, confiada en mi capacidad de hacer un as de guía -que he hecho muchos cursillos sobre la materia-, sabiendo que a bordo todo está controlado, nado hacia el árbol de turno (esto del árbol es la modalidad más difícil porque además de nadar hay que subir hasta el dichoso tronco y me siento como si estuviera en un triathlon)




A unir mi cabo a los que llegaron antes en la estaca



o en busca del anillo que está en mejor disposición según el viento que sople




Y ahí nos quedamos, en compañía



o en solitario

foto cortesía de Joan Rocabert


Y os preguntaréis si nos ha pasado alguna anécdota relacionada con este lindo sistema de fondeo/amarre

Pues claro, faltaría más.

La primera vez, en Mandraqui, en la isla de Hydra -mi primera vez- me lancé feliz (y descalza y sin gafas) segura de saber cumplir con mi misión. Al llegar a las rocas mi miopía me permitió adivinar que había erizos, pero no fui capaz de esquivarlos a todos y todavía conservo un recuerdo de ese día en el dedo gordo del pie izquierdo!!!

Un día más tarde (calzada pero sin gafas... tengo que graduarme unas para nadar) me lancé en Spetses y me sentí feliz de saber evitar a tanto erizo como adivinava bajo mis pies. Poco después vi horrorizada como Johan se acercaba a echar un vistazo a mi as de guía ¡descalzo!!!
bien, parece que aquí lo que para mí eran erizos en verdad no pasaba de ser vegetación inofensiva (eso sí, oscura, redondita...)

Y como no, lo que primero se ata, después hay que desatarlo (para esto sí hemos tenido amables voluntarios durante el verano). La primera vez estudiamos muy bien la situación. Como éramos cuatro a bordo, yo me tiraría al agua, desataría primero un cabo, después el otro y alguien a bordo esperaría a que yo bajara de las rocas, llegara al agua y me arrastraría con el cabo para que yo no tuviera que nadar hacia un barco que ya se estaría alejando y recogiendo cadena (hacía bastante viento y lo de esperarme quietecitos no era muy viable)... pues no sé si la idea era dejarme en tierra o si los nervios nos jugaron una mala pasada, pero en cuanto deshice el nudo vi como el cabo era recogido con una eficacia inaudita... y yo en tierra... menos mal que pude llegar a bordo

Y otra noche, en Spetses, con un viento importante y unos vecinos mal amarrados la cosa se puso fea y tuvimos que salir por piernas a las 3 de la madrugada... con el consiguiente chapuzón a esas horas intenpestivas y sin la luna que me ayudara a diferenciar mi cabo del de los vecinos... pero esta es historia para otro momento.

Y como si una cosa puede tener dos utilidades mejor que si tiene una sola, hemos descubierto que el cabito a tierra puede servir para muchas cosas



para encontrar el camino sin necesidad de dejar miguitas de pan




para llegar a tierra con la auxiliar sin necesidad de motor ni de remos



para llevar a tierra la cámara de fotos sin que se moje ni una gota (que hay quien no se fia de las bolsas estancas)


o para jugar a ¿quién toca el cabito? y es que las ganas de reir y disfrutar no tienen edad y el que no encuentra una excusa para ello es porque no quiere!!!







Desde Holanda, pero con un día inauditamente soleado, os cuento más cosas muy pronto



martes, 6 de octubre de 2009

nos hemos quedado "secos"


Ya ha llegado el mes de octubre y todavía nos quedan montones de islas, calas, pueblitos que describir.

tenemos aquí el otoño y todavía nos queda todo un verano por descubrir.

y es que el blog va un poquito por detrás de la vida -cosas de la falta de tiempo o la realidad que corre más que una misma- tanto así que hoy os escribo... lejos del mar.


El 28 de septiembre el Alea salió del agua para pasar unas semanas en seco, porque nosotros, atendiendo a "la llamada de la sangre" hemos dejado el mar y nuestra casa para venir a pasar unas semanas a Holanda donde viven y estudian los hijos de Johan


Pero eso no quiere decir que este cuaderno de bitácora -que si bien no se caracteriza por su inmeditez y que quiere seguir compartiendo la información y las sensaciones que vamos viviendo- vaya a descansar. A partir de hoy podremos escribir más y más seguido (wifi en casa, tiempo libre) y lo haremos intercalando nuestra estancia en tierras holandesas con nuestros recuerdos de los mares griegos.



Y a medio camino entre el allá y el acá, en la crónica de hoy, os cuento qué tal fue lo de salir del agua.

Desde el momento en que decidimos ir tres meses a visitar a la familia empezamos a buscar cuál era la mejor marina para dejar al Alea.

Fernando, del Ralip, nos dijo que él deja su velero desde hace un par de años en Aegina. Allí hay tres marinas secas donde muchos barcos pasan el invierno. Estando en esa isla hablamos con varios propietarios que veleros que dejaban ahí sus veleros.


Recibimos la visita del responsable de una de las marinas -que ya nos había dado una tarjeta con un precio semanas atrás- y nos hace una oferta algo más cara que la inicial pero más parecida a la que nos ha comentado el holandés con quien compartimos amarre. Tras un rato de charla nos mantiene el precio anterior: 500 € subir y bajar el barco y unos 180€ por mes; eso sí, cuando ya hemos dado una paga y señal nos dice que el agua y la luz se pagan a parte, que esto, que aquello...


Seguimos navegando y compartiendo buenos días con amigos



Una tarde fondeamos en Puerto Kheli y salimos a pasear. Tuvimos la grata sorpresa de encontrarnos con nuestros amigos Yves y Marie, propietarios del Hasta Luego, con quienes habíamos compartido buenos ratos en Monastir, Siracusa, Argostoli... y con ellos nos tomamos un "aperitiv" y charlamos.

Nos contaron que unos amigos suyos dejaban el barco desde hacía dos o tres años en Kilada, un poco al norte de donde estábamos y tomamos buena nota de ello así decidimos incluir ese puerto en nuestra ruta para ver qué tal pinta.


Kilada está en la costa del Peloponeso, es un pueblito pequeño pero muy acogedor y tiene una marina seca nueva y que nos pareció desde el primer momento muy profesional.
Un travelif nuevo, cunas para todos los barcos (nada de bidones o maderos), listas de precios impresas, personal serio... lo cierto es que nos gustó mucho y nos entraron todas las dudas.
El precio, similar al de Aegina.
Las condiciones de la marina... pues no podemos comparar de primera mano porque no hemos visto las marinas de Aegina, pero la gente con la que coincidimos nos habla mejor de Kilada.
Aegina tiene buenas tiendas de avituallamiento, una lavandería baratita... aquí no hay tantos servicios a mano, pero es tranquilo y acogedor
Aegina está apenas a 40 minutos de Atenas y aquí tendremos como 3 horas para llegar.
Las marinas de Aegina están en el norte, abiertas a los vientos predominantes y Kilada está mucho más protegida...
Conclusión. Hivernamos en KILADA
Hacemos un contrato, fijamos una fecha y empezamos a preparar el barco, para empezar, bajamos las velas, empezamos a vaciar la cocina, toca lavar la ropa
Y llega el 28 y con cierto gusanillo en la tripa nos acercamos al travelif




Nos aseguramos que las cinchas estén en su lugar




y alehop!!! poquito a poco nos reencontramos con la quilla



La verdad es que estamos muy contentos con la patente; es cierto que hemos ido limpiando estropajo en mano cada 10 días durante el verano (bueno, hasta hace unos 20 días, sabiendo que íbamos a sacarlo del agua nos relajamos un poquito) pero el casco salió más o menos limpito y sin grandes barbas ni demasiado caracolillo... hasta aquí todo OK.

Al cochecito y a buscar nuestro espacio.





Y ahí estamos, nuestra casa en su nueva casa, cerquita de la salida porque en enero volvemos al agua mientras la mayoría de propietarios no vuelven hasta mayo. Todos nos vuelven a decir eso de que estamos locos por querer navegar en invierno... que estamos locos... ¡sí señor! esos somos nosotros





Una buena limpiadita para sentirse bien





Y listos!!! La varada nos sirve para ver que el pequeño golpe que recibió la mecha del timón en Ermioni (ya veis que tenemos mucha aventurita que contar todavía) que está ahí pero que es apenas del tamaño de un euro y que -gracias a los ánodos de zinc- no muestra ni chispa de óxido.

Tenemos cuatro días para endulzar, limpiar, repasar, reparar...

buscar el taxi que nos llevará al autobús que nos llevará al aeropuerto...



Y sabiendo que lo dejamos en buenas manos y aun así sin poder evitar una lagrimilla... el Alea se quedó allí y nosotros ya estamos aquí
Porque la vida sigue y nosotros seguimos abiertos a lo que la vida nos va deparando.



Y el futuro es misterioso, pero el pasado está lleno de historias, anécdotas

Y el blog -desde hoy- estará lleno de pasado y de futuro... y esperamos que vosotros sigáis ahí acompañándonos

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El travelif -sacar y meter el barco en el agua- y la limpieza del casco 600€
Para un barco de 44 € el coste es de 5,5€ al día incluidos impuestos, agua y luz
En la marina hay una tienda náutica donde comprar cosas básicas; además es posible comprar en Atenas y te trasnportan cualquier cosa hasta la marina (nuestro vecino recibió 4 baterías nuevas sin problemas)
La capacidad de la marina es de alrededor de 300 barcos.