martes, 30 de junio de 2009

Tranquil Bay



El día anterior había decidido que SÍ, que navegar puede ser algo muy placentero y eso me hizo nacer el temor de que fuera flor de un día y de que los dioses me castigaran con un buen mareo camino de Tranquil Bay... pero todo lo contrario!!!

Con un viento perfecto, mar planita y a 6,5 nudos de velocidad, génova abierta y mayor toda arriba, navegar fue un verdadero gustazo, otra vez!!!




Antes de llegar a Tranquil Bay se costea la isla de Skorpios, propiedad de la familia Onassis... no es más bonita que ninguna de las otras islas que hemos visto por el camino, pero tiene ese puntito de que no te dejan acceder a ella; a nosotros no nos picó en absoluto la curiosidad y la pasamos tal y como veníamos: raudos y veloces.


hay montones de veleros surcando el mar... todos los días


Encaramos la entrada, bajamos las velas... y ahí estaba esa bahía que tantas veces había visto en fotos. Las fotos aéreas te dan una vista de esta bahía y la siguiente; en directo al imagen no es tan idílica y es bahía pero de Tranquil tiene poco!

Tenemos que dar tres vueltas para encontrar un hueco en el que poder fondear sin problemas. Hay 8 metros de fondo y no queremos echar menos de 35m de cadena así que necesitamos nuestro espacio (yo sigo sin entender EN ABSOLUTO dónde cabemos y dónde no con respecto a los otros barcos fondeados y a tierra; sé que tengo que poder dar una vuelta completa sin tocar a nadie, que ellos también girarán con el viento como nosotros... pero nunca sé donde hay que soltar el ancla! menos mal que no navego en solitario, jeje). Finalmente nos situamos no muy lejos de nuestros amigos del C'est la vie que han llegado aquí para celebrar el cumple de Sven, cumple 60 y van a venir unos 30 invitados ¡desde Suecia! para celebrarlo con ellos.





Frente a la bahía está la ciudad de Nidri que supongo que se ha hecho grande para dar respuesta a la demanda de los muchos turistas -sobre todo náuticos- que por aquí recalan ya que es un lugar sin mucha gracia en el que las plantas bajas son restaurantes, bares y tabernas bastante majetes pero los pisos superiores están en su mayoría "en construcción" y bastante dejados, o sea, que si vas vista al frente es un lugar megaturístico pero si miras un poco más ampliamente es un lugar muy "comme si comme ça".

En cualquier caso aquí podemos encontrar tiendas de artículos náuticos, pequeños supermercados -caritos-, bancos con cajero automático, ocio, bares con wifi, campingaz, lavandería... y hasta un inglés que hace piezas de inox a medida y que nos saca de un apuro para una reparación pequeña del eje del timón!

Por las mañanas hay un desfile de barcos que parten a nuevos destinos, por las tardes de barcos que llegan a pasar una o varias noches; en ese momento todo el mundo está vigilante para evitar que alguien eche el ancla sobre la suya, o fondee demasiado cerca.




Al día siguiente por la mañana oímos un toc-toc en el casco y cuando asomamos nos encontramos a un par de mocosos pecosos, dos chavales ingleses que en su auxiliar a remos están pasando por el fondeo ofreciendo pan fresco!

Son tan terriblemente encantadores que les voy a comprar el pan cada vez que vengan -incluso cuando no me hace demasiada falta- y el Alea se convierte en parada fija de su ruta de reparto




Días más tarde tendremos que volver a Nidri -hoy os escribo desde aquí- porque la antena de acceso a internet móvil que compramos en Argostoli ha dejado de funcionar (tenemos un contrato de un año y apenas hace un mes que la tenemos) y Sam y su hermano siguen con sus repartos pero han aumentado la oferta: por las mañanas junto al pan puedes comprarles leche y zumos y por la tarde pasan con un barreño con hielo y fruta fresca: melón, sandía.........





La estancia en Nidri es tranquila y por primera vez intentamos que yo me vaya en la auxiliar sin la compañía de Johan; hemos dejado la ropa en casa de una señora que tiene 4 lavadoras (la primera semana cobraba 4€ por lavadora... ayer me cobró 5€ y me dijo sonriente que todo sube) y tengo que ir a recogerla.

Mi manejo del trasto a mejorado pero lo de encender el motor todavía me cuesta, pero algún día tiene que ser el primero y allá que me voy


Como era de esperar el motor se me resistió cuando quise volver, pero siempre hay algún alma caritativa dotada de buenos bíceps: un inglés que me vio me lo puso en marcha y de vuelta para casita con la ropa limpia.

La otra situación destacable de estos días se produjo un día en que el viento alcanzó los 23 nudos en el fondeo y como ya nos ha pasado antes (en Siracusa tres veces, en Argostoli dos veces, ahora aquí) algunos barcos empezaron a garrear y a pasear por la bahía................... pero esta aventura la guardo para el siguiente capítulo!

sábado, 27 de junio de 2009

Ithaca

Salimos de Poros (después de haber pagado como unos campeones!!; hay un señor con una motocicleta que entre 18 y 20h. te invita a pasar por capitania, y claro, siendo naranjas es difícil pasar inadvertido; 5 euros por entrar en puerto, 5 euros por día) a la hora de costumbre: sin mucho madrugar y tras un buen desayuno.

El viento volvía a ser escaso -o escasísimo- pero nos apetecía volver a subir las velas y si tenía que ser el génaker, pues para arriba, así además podríamos comprobar que el problema del último trayecto fue sólo cuestión de mala suerte!!



Con un viento de 3,6 nudos sacábamos una velocidad de 2'2... no es para ganar regatas pero ¡nos movíamos!!! la ruta prevista -rumbo a Ithaka, cual Ulises- era cortita así que nos podíamos permitir el lujo de ser tortuguitas silenciosas surcando el mar.

nuestra media de velocidad es de unos 5,5 nudos; lo normal -con viento adecuado- es que naveguemos a 6 nudos; me encanta cuando llegamos a los 7 o 7,30 y cuando el viento sopló de lo lindo en la primera travesía hicimos ratos laaaargos a 8,5; todo tiene su gracia, incluso dejarse llevar a sólo 2,2 nudos...........



Fueron dos o tres horas maravillosas en las que tuve tiempo de darme cuenta que desde que salimos de Siracusa no había vuelto a marearme y que desde que salimos de Argostoli ya no se me hacía un nudo en el estómago cada vez que decidíamos zarpar para recorrer unas millas más y que esa mañana incluso había tomado el café y había olvidado tomarme las gotas, ponerme las pulseras... estaba navegando y era feliz... ¡por fin!!!


Pusimos el motor en marcha (después de recoger el génaker sin problemas) para dirigirnos a una calita -Sarakiniko, me encanta elegirlas en la carta- en la que encontramos sólo otros dos veleros, aguas cristalinas y silencio



Cuando estábamos acabando la maniobra de fondeo Johan me preguntó si la cadena estaba tensa y yo creí oír un "beeeeee, beeeeee" cosa que me preocupó bastante

- ¿será que ahora que me gusta navegar habré perdido algún tornillo?, ¿será que me gusta navegar porque he perdido algún tornillo?

me quedé un tanto meditabunda pero no dije nada, pero mientras comíamos en la mesa de la bañera vía algo que se movía en la escarpada pared de la montaña... ¡no me había vuelto loca!




Nos reímos a gusto y nos dimos un buen baño para celebrar mi cordura




Y levantamos el fondeo para continuar -esta vez, sin más remedio, a motor- hacia Vathi, la capital de Ithaca

Nos habían comentado las dificultades de amarrar en el puerto, pero no queríamos dejar de intentarlo así que para allí nos fuimos.

La imagen de bienvenida, bien valía el paseo

Vimos un pequeño hueco en el qué podíamos caber aunque había factores en contra: el viento fuerte que se había levantado no facilitaba en absoluto el amarrar, de todos es conocido el poco gusto que siente el Alea para las maniobras marcha atrás en espacios reducidos, el velero que quedaría a nuestro babor tenía la zodiac en lo que tenía que ser nuestro sitio... pero lo intentamos!!!

El señor de la zodiac nos iba indicando, dejamos caer el ancla, vamos filando cadena y para atrás; la cosa no va del todo mal y finalmente pasamos las amarras y quedamos atados al muelle, pero el capi no está convencido porque algo no va bien con la cadena... viramos un poco para asegurarnos de que ha cogido pero el molinete parece no poder con ella

¿¿??

despacito, seguimos convencidos de que tenemos que salir para volver a entrar porque el ancla no ha cogido en el fondo, cuando vemos que estamos arrastrando al cadena barco que queda a nuestro estribor

¡HORROR!!!

hacemos firme con unos cabos al barco vecino que forma parte de una flotilla y nos informamos de dónde andan porque no hay nadie a bordo; los encontramos en un restaurante cercano y el jefe del grupo se viene al barco... nos comenta que como hacía viento todos han dejado caer la cadena no frente a ellos sino un barco más a babor -o sea, en la perpendicular de la plaza que quedaba libre- y que esa es la razón de que la hayamos levantado... él deja ir unos metros de cadena para liberar nuestra ancla sin que le causemos más incordios de los necesarios y después recoge hasta tensar de nuevo; nos explica que no hay problema porque ellos se atan todos entre sí para asegurarse que si un ancla no ha cogido bien las otras hagan el trabajo!!

Volvemos a iniciar la maniobra y ahora intentamos dejar caer el ancla unos metros más a babor para no repetir cuando oímos gritar al vecino de este lado que ahí está SU ancla y que ni se nos ocurra y acompaña sus gritos (en holandés... que no todos son tan tranquilos como Johan) con un "si no sabéis amarrar mejor os vais a un fondeo"

Con los ojos como platos llegamos a la conclusión de que no había espacio para nuestra ancla (sí lo habría si el holandés hubiera hecho lo mismo que los flotilleros, pero no como estaban las cosas) y ademán NO nos apetecía tener a semejante vecino así que nos fuimos porque a la vuelta de la esquina habíamos visto una calita encantadora con unos 8 veleros... seguro que cabía uno más


Pasamos la noche tranquilamente fondeados en Skhoinos donde un velerito alemán nos amenizó el rato con cantos acompañados de un pequeño acordeón y suponemos que altas dosis de cerveza!!




Con estas vistas al nacer el nuevo día decidimos poner rumbo a Tranquil Bay... nos han dicho que no es nada del otro mundo pero he mirado la foto de la Pilot tantas veces que es un destino ineludible para nosotros!!!!

miércoles, 24 de junio de 2009

seguimos en Kefalonia. Poros

Ya era hora de dejar atrás Argostoli y seguir descubriendo las islas verdes de Grecia. El día anterior habíamos ido a capitanía a conseguir nuestro sello de salida del puerto y pagar nuestra cuenta (0,36€/m/día + tasas); nos habían dicho que era importante ese sello, hay gente que por ahorrarse el pago se va del puerto sin él y al llegar al siguiente los han hecho volver atrás... se puede jugar a no dar aviso de la llegada y a irse sin más, pero si se tiene el sello de entrada en puerto el de salida es imprescindible!

Sin madrugar demasiado -siguiendo nuestra costumbre- soltamos amarras para poner rumbo a Poros o Sami al este de Kefalonia.



El viento, también como de costumbre, era escaso pero teníamos muchas ganas de desplegar las velas así que el génaker estaba preparado; aun así, la primera hora -hasta salir a mar abierto- la hicimos a motor, adelantamos a un Contest aparejado en kecht y patroneado por una pareja francesa (de 65 y 75 años) que iban haciendo bordos pegados a la costa avanzando muy despacito...

Con apenas 5 nudos de viento izamos el génaker y quitamos la llave del motor; nos dejábamos llevar a apenas entre 2 y 3 nudos de velocidad, sin ruido, sin escora... y desde luego sin prisas; el camino no era largo y valía la pena ver las velas arriba otra vez: sacar un buen libro, algo para picar y adelantar despacito hacia Poros.



El Contest seguía haciendo bordos pegado a la costa, nosotros nos alejamos un poco del rumbo buscando algo más de viento, pero quedaba claro que las dos estrategias daban para avanzar despacio, casi igual de despacio: ni John ni Cris ni nosotros estábamos dispuestos a quemar gasoil ese día!!

Tras una navegación plácida y feliz el viento empezó a subir un poquito y tocaba bajar el génaker. Ya al subirlo habíamos visto que el calcetín en el que se recoge tenía un par de vueltas arriba pero confiábamos que tirando de los cabos se arreglaría sin más... pero NO!!!, el calcetín se negaba a bajar y los montones de metros de tela de la vela se hacían difíciles de recoger con el viento; solución de emergencia: abrimos la escotilla del salón y fuimos metiendo la vela sobre los sofás sin más historias; en puerto ya la guardaríamos como es debido, lo importante era no causarle daños dejándola flamear sin ton ni son en la cubierta...

Según la guía Pilot que tenemos en el puertecito de Poros apenas hay sitio para amarrarse y éste es de poco calado, pero otros navegantes ya nos habían avisado que se ha construido un nuevo dique para el atraque del ferry y que el lugar que éste ocupaba anteriormente es perfecto para amarrarse -ancla a proa y popa al muelle- y ahí el calado es de entre 3 y 4 metros. En los días de poco viento también es posible fondear justo fuera del puerto.

Llegamos con apenas 10 minutos de diferencia con respecto al Contest, cuando ellos acababan de amarrar y tras un vistazo rápido vimos un lugar perfecto para nosotros (hay un pequeño banco de arena de algo menos de dos metros de calado a la derecha); iniciamos la maniobra que cada vez dominamos mejor y pese a que al Alea no le gusta mucho ir marcha atrás, a la primera y sin problemas entramos en nuestro sitio; Cris y John ya estaban dispuestos para recogernos los cabos!!!!




Poros es un puerto muy pequeño y está a las espaldas de la ciudad a la que se accede tras un paseíto de unos 15 minutos... es un lugar turístico al que se veía un poco desangelado esperando la llegada de la gente que le diera vida, aún así la caminata arriba y abajo fue más que agradable.



Ya tranquilos y bien sujetos a puerto, fuimos sacando la vela y volviéndola a izar pusimos el calcetín y todos los cabos en orden para evitar que en otra ocasión nos pasara lo mismo: no es malo cometer errores... es malo repetirlos!

Y con la vela recogida nos fuimos a un bar precioso que hay justo junto al puerto, construido siguiendo la escarpada ladera de la montaña y con acceso directo a un mar cristalino! y como no, brindamos con una cerveza bien fría por la llegada a un nuevo destino!


Al día siguiente nos dedicamos a caminar un poco más y descubrimos un lugar en el que era fácil bañarse, sin gente, disfrutando del entorno, del agua, de los peces que nadaban con nosotros... el primer chapuzón de la temporada!!!!




Y como no necesitábamos hacer compras y ya nos habíamos recorrido el lugar, decidimos cambiar de emplazamiento al día siguiente

¿rumbo a...? posiblemente rumbo al norte, pero como siempre dejándonos llevar por los vientos favorables.


viernes, 19 de junio de 2009

Argostoli II

Lo maravilloso de cambiar a menudo de lugar es sentir el viento en la cara durante la navegación -ahora que el calor aprieta es un regalo-, poder pasear por calles nuevas, descubrir nuevos paisajes... viajar al fin y al cabo.

Lo maravilloso de permanecer unas semanas en un lugar es que llegas a hacer tuyas las calles, sabes dónde comprar, dónde están las cervezas más fresquitas... y tienes tiempo de congeniar con tus vecinos.

Como os dije, llegamos a Argostoli para 3 días y -por razones varias- nos hemos quedado 3 semanas... así que si queréis saber dónde comprar o qué bar tiene las mejores cervezas no tenéis más que preguntar; yo os cuento aventuritas con los vecinos





La mayoría de gente amarra en el muro del boulevard como nosotros. Ahí nos hemos reencontrado con La Lopé, Hasta Luego, Windy... conocidos de Túnez, Malta, Siracusa. Hemos conocido a la tripu de Mariah, Baloo, C'est la vie, Anelo... y hemos compartido los primeros ratos tranquilos con tripulaciones españolas: un breve saludo con los chicos del cata mallorquín, una buena comida -o dos- con Marga y Enric del Mandala, unas cervecitas con los ocupantes del Sailar (un estupendo Moody 64) o unas charlas con cacahuetes con los flamantes nuevos propietarios del Espiadimonis, un velero de acero de 46 pies.............. la verdad es que ha sido un gustazo.




Como si hay algo que todavía me asuste es llegar a puerto y que no haya nadie para ayudarme con los amarres he dedicado estas tres semanas a cultivar mi karma y ayudar a cuantos han ido llegando; es una forma estupenda de establecer un primer contacto y a partir de ahí es más fácil pasar a la cervecita y al explicarse aventuras pero también es una buena forma de aprender: ahora ya entiendo qué amarras tengo que echar, cómo las tengo que recoger y sobre todo por qué así y no asá... y desde que dejamos Argostoli SIEMPRE ha habido alguien dispuesto a recoger mis amarras, más de una vez gente a la que yo ayudé antes!


Y hablando de vecinos y de ayudas... os cuento una batallita: el viento que prevalece en el puerto de Argostoli es de E (perfecto para la disposición del muelle)... pues bien llegó el día en que empezó a soplar NW... y soplar. A nuestro lado estaba La Lopé que ya había garreado pasando a escasos metros del Alea en Siracusa, así que no nos fiábamos demasiado y procurábamos mantener los ojos bien abiertos cuando vimos que su ancla había desarraigado, otra vez!!!

Gritos, carreras y de repente los tripulantes de los 6 barcos que estábamos ahí en ese momento -hombro con hombro- intentábamos tirar cabos para amarrarlo en paralelo a la pared; cuando la maniobra parecía más o menos controlada el Windy empezó igual, a repartir las manos y a multiplicar los esfuerzos!! un buen rato de trabajo y todo volvía a estar tranquilo, todos nos felicitamos y cada cual a su barco... solidaridad entre marineros: hoy por tí mañana por mí!

Pero esa no iba a ser la única aventura del viento en Argostolis; Johan se ha ido una semana a Holanda a visitar a la familia y yo he vuelto a quedarme a cargo de la vigilancia y cuidado del Alea. Puesto que nuestro fondeo aguantó sin problemas las embestidas de 28 nudos de viento, me quedé tranquila............ pero no contaba yo con los posibles "accidentes" porque los vecinos son un placer, o no.

En toda la zona son -incluso a finales de mayo, principios de junio- muy abundantes los barcos de charter que hacen un recorrido de una semanita (Argostoli toca los lunes o martes); llegan todos a la vez y se van todos juntos. Algunos se toman muy en serio lo de ser un equipo de navegación



Pues cuando sólo hacía unas horas que Johan había partido mis vecinos -un charter con 5 hombretones a bordo- decidió soltar amarras... sin ver que unos segundos antes el barco que había a su estribor había hecho lo mismo, cortándole la proa ¿frenó la maniobra? ¿intentó dar marcha atrás? ¿se abarloó como pudo al Alea y esperó a tener paso?? NO, sencillamente cerró la curva y levantó mi cadena con su quilla

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SOCOOOOOOORROOOOOO!!!!!!!!!!!!!!!!

Laurent del Anelo sacó su auxiliar para comprobar si me había movido mucho, unos ingleses que estaban hablando conmigo subieron a bordo para ver si era necesario tirar de molinete........ parecía que todo estaba bien, ahora solo quedaba rezar para que el viento no subiera más de la cuenta.

Pero yo no debo rezar bien o Dios estaba ocupado porque un par de días después volvíamos a tener 29 nudos en puerto... del lado malo.

Es divertido ver como en un instante todos los barcos tienen a alguien en proa mirando fijamente la cadena, como buscando la respuesta a todas las preguntas




Hubo gente que tuvo que sacar la auxiliar poner segundas anclas, hubo quien tuvo que sacar la auxiliar y remolcar la propia ancla para volver a tirarla y probar si había mejor suerte, hubo barcos que empezaron a garrear.
Hubo quien propuso unir todos los barcos con un cabo, hubo quien se negó a semejante invento, nervios, malas caras.
yo me pasé horas en proa mirando asustada mientras mi vecino Klaus me decía que tranquila, que todo estaba bien pero yo puse una conferencia para explicarle al capi que la cadena se iba un poquito para allá, y el capi que tranquila, que todo va bien... y en verdad el Alea permaneció en su sitio, buff, qué contentos estamos de la inversión que supuso el ancla!

O sea, que esta vez no me he chocado contra el muelle como en Monastir y en pocos días Johan volvió para hacerse cargo de la situación ¡ y me trajo un bonito ramo de flores desde la otra punta de Europa !
¿quién dijo que el enamoramiento no supera la prueba del primer año en común????



Al margen de estas aventuras hemos aprovechado este tiempo para ir acabando -todavía- detalles pendientes de la restauración. Johan ha hecho la tapicería del salón. Compramos la tela en España antes de salir y ha estado en los cofres esperando su gran momento y por fin ha llegado

Llevamos a bordo una pequeña máquina de coser que con el conversor de 12 a 220 trabaja sin problemas (con la electricidad que producen las placas solares de momento no hemos necesitado arrancar el motor ni una sola vez para cargar baterías!) y bajo el bimini en la bañera, el capi iba haciendo un par de cojines cada día




El resultado ha sido espectacular y nuestro salón ahora luce así de bonito



Yo, que no soy muy amante de las costuras, me he conformado con cosas más sencillitas como los manteles o la funda del compás


Después yo aproveché los días que Johan estaba fuera y barnicé el suelo del interior... un horror... no por el trabajo de lijar a mano y dar cuatro capas y dejar secar 48 horas... sino por caminar por el barco con todos los suelos en la cubierta, dando saltos cual rana!!! (de esta etapa no tengo fotos que no tenía humor para cámara)

Eso sí, con estas tareas nos hemos vuelto a confirmar que el mundo está lleno de estereotipos porque cuando Johan cosía en la cubierta más de dos y más de tres grupillos se han parado a aplaudirle (que yo le decía que era por rubio e irresistiblemente guapo y él me decía que no, que era que ver a un hombre cosiendo todavía da risa), mientras que yo no me he ganado ningún aplauso a la máquina pero sí más de uno cuando me veían lija en mano...


Ah! y siendo este un post dedicado a las relaciones de vecindad no puedo dejar de hablar de nuestras dos vecinas más ilustres: en la bahía hay un par de tortugas muy muy grandes, es fácil encontrarlas, sólo hay que ir a los alrededores de los barcos que venden su pesca por las mañanas y esperar un poquito. La señal inequívoca de que están ahí es que hay un grupo de turistas con la cámara en la mano... nosotros también estuvimos ahí desde luego, hasta que con el paso de los días nos acostumbramos a verlas alrededor de los barcos y pasaron de ser una noticia a ser unos vecinos más

miércoles, 17 de junio de 2009

Estamos Grecia. Primera escala Argostoli, en Kefalonia

Un poco antes de las 9 de la mañana estábamos llegando al muro en el que se amarran los barcos en Argostoli. En esta pequeña ciudad hay una marina construida hace algunos años -parece ser que con dinero de la UE- pero que está abandonada ya que nadie la explota. Tiene pantalanes, profundidad adecuada pero no ofrece ni luz ni agua... eso sí, es gratis!!! para llegar al centro del pueblo hay que andar algo más de un km.

La otra posibilidad es amarrar al muro del paseo marítimo, en pleno centro. Aquí lo habitual es echar el ancla de proa y amarrar con los cabos de popa al muelle (o viceversa); es lo normal en todos los pueblecitos en los que hemos ido recalando hasta ahora.

El Alea, marcha atrás, no va muy fino. Con su quilla semicorrida y el timón con skeg (no sé cuál es la palabra en español) es difícil de maniobrar pero al segundo intento el capi ya le había pillado el truquillo y encarábamos nuestra plaza sin problemas.

A mi todavía me da mucho respeto eso de llegar a un sitio y "saltar a tierra" con las amarras... pero allí estaban los chavales del catamarán español que conocimos en Siracusa y Marie e Yves del Hasta Luego... y el propietario del bar que había justo en frente que se dedica a ofrecer a los veleros toooodos sus servicios (bebidas a precio razonable, agua potable para cargar los tanques -bueno, esto es gratis pero él ha puesto una manguera larga para facilitar las cosas- wifi, e incluso la posibilidad de darte una ducha larga y abundante por 2 eurillos)... así que en un plis plas estábamos otra vez sujetos a tierra firme y rodeados de amigos. El día era soleado. No se puede pedir mucho más



Es nuestra entrada en un nuevo país y nos dirigimos a Capitanía para realizar los trámites oficiales. Nos atiende un muchacho joven, amable, con un inglés fluido y nos indica que debemos realizar los siguientes pagos:

29,80€ por un permiso de navegación (un folio grandote con espacio para que te pongan sellos de entrada y salida en cada uno de los puertos a los que llegues... su validez es ilimitada en el tiempo... hasta que llenes todos los sellos)

15€ por entrar en el país. Esta tasa debe abonarse cada vez que se entra de nuevo (si vamos a Turquía y volvemos, cosa habitual cuando se está próximo a la costa turca).

5€ por ingreso en el puerto de Argostoli

0'36€ x metro de eslora (25% extra si se amarra de costado en el muelle) por cada día de estancia.

Este último pago se lo ahorra casi todo el mundo ya que no declaran su llegada a puerto y tras un par de días (o más) lo dejan sin mayores problemas. Nos han dicho que es lo habitual en Grecia, que nadie controla y que si tú no declaras no tienes por qué pagar.................

Lo hablamos entre nosotros y no llegamos a una conclusión clara: no pagar es estupendo, desde luego, pero pagar 5 euros por noche no es excesivo y permite mantener el muelle en condiciones y demás; tal vez si nadie paga acabarán contratando a alguien para que controle, deberán recaudar lo suficiente para el sueldo, subirán los precios... en fin... complicado!

Los 29,80€ hay que ir a pagarlos en una oficina fuera de la marina y paseamos por primera vez por las calles de Argostoli.




En 1953 un terremoto destruyó prácticamente todas las edificaciones de la isla. La ciudad es ahora de nueva construcción. Un par de calles paralelas a la línea de mar aparecen llenas de bares (de muy buen gusto por cierto) y tiendas y más tiendas... por encima de ellas, encaramándose en la montaña, las viviendas del lugar, en las que te quedarías a vivir sin problemas.

En primera línea de mar decenas de tabernas (restaurantes de comida típica) y una amplia oferta de frutas, verduras, carnicería, pescadería y un par de supermercados.

Nos habían dicho que era complicado aprovisionarse en las islas. Acabamos de llegar así que no nos podemos formar una opinión general, pero desde luego, en Argostoli ese problema no existe




Todas las mañanas, alrededor de las 8, van llegando los barquitos de pesca y se ponen en el muelle a ofrecer sus capturas -escasas- de la noche



Los habitantes locales son los más madrugadores, después los turistas y cruceristas nos vamos acercando a ver qué podemos comer hoy



Da un poco de cosa comprar el pescado que se ofrece así sin hielo, al calor de la mañana, pero lo cierto es que la oferta dura apenas un par de horas y todo está vendido




El precio es algo caro si lo comparamos con los lugares anteriores (Italia y sobre todo Túnez) pero siempre encuentras algo que se ajuste a tu economía... el último de los barcos, uno de los más grandes, ofrece a diario -este con su hielo y todo- unos boquerones y sardinas por 5 € el kilo que han hecho nuestras delicias en más de una ocasión



Argostoli es una ciudad para pasear sin prisas alejándose de las dos calles comerciales. Ofrece paseos, vistas al mar, terrazas en las que perder el tiempo con un buen libro y una cervecita fría.

Nosotros hemos recorrido un buen tramo de los alrededores con las bicicletas plegables que llevamos a bordo.

Para conseguir el campingaz tuvimos que ir a un almacén que está a unos tres kilómetros en las afueras; esta escapada por obligación nos permitió descubrir rincones interesantes... y es que no hay que conformarse con lo que se tiene más a mano!!!




Llegamos para quedarnos tres días y nos hemos quedado casi tres semanas... así que las relaciones con el vecindario han sido intensas, hemos aprovechado para acabar de tapizar los sofás del salón, barnizar los suelos... pero esto será en el próximo capítulo!!!!

viernes, 12 de junio de 2009

Rumbo a Grecia



La previsión del tiempo no era fantástica pero ya nos estábamos acostumbrando; teníamos delante unas 260 millas y un par de días de poco viento pero no debía ser mal momento porque ese mismo días unos 8 veleros partíamos de la bahía de Siracusa con rumbo a las islas del Jónico, al Peloponeso o a Mesina.

Nosotros, como de costumbre, no madrugamos y salimos de los últimos! teníamos por delante unas 48 horas de viaje y saliendo a las 9 nos asegurábamos que -aun con retrasos importantes- llegaríamos de día

¿destino? en principio Kefalonia, pero si el viento era mejor para poner rumbo más al norte llegaríamos a Lefkas.

Empezamos a motor y por primera vez notábamos que la primavera ya había llegado y que no hacía falta abrigarse demasiado para navegar... el capi, vigilante, otea el horizonte


Un viento suavito nos hace pensar que ha llegado el momento de estrenar el génaker; el día anterior lo habíamos sacado de su cofre y puesto en cubierta, con todos los cabos preparados. Nunca hemos usado esta vela y estamos un poco nerviosos ¿sabremos ponerla bien? ¿funcionará? ¿será fácil recogerla?
Alguna vez tiene que ser la primera, así que izamos la vela y cuando la tenemos arriba subimos el calcetín... y voilà, una fiesta de colores se despliega ante nosotros: naranja, blanco y azul inflándose al viento. Apagamos el motor. El barco avanza en silencio, casi sin escora ¡magia! con 8 nudos de viento sacamos 5'5/6 de velocidad................. es maravilloso




Mucho rato después de la partida, miramos atrás para despedirnos de Italia y aún está ahí el Etna presidiendo el paisaje, como suspendido en el aire



Con el génaker navegamos unas 6 horas. En ese tiempo descubro que por primera vez me apetece un bocadillo en lugar de las tostadas secas-anti-mareo, que puedo leer durante la travesía, que puedo charlar animadamente... que me encuentro fenomenal (he tomado el Stugeron y llevo las pulseras de digitopresión... pero aun así el encontrarme tan bien es especial)

Empieza a caer el sol y tenemos que organizar la primera noche de guardias. El Etna nos dice adiós definitivamente




Como siempre, al caer el sol y empezar a refrescar sólo uno de nosotros se queda en la bañera (SIEMPRE hay uno vigilante) y el otro baja a descansar. Las guardias las empezamos a las 10 de la noche, yo duermo un par de horas y me hago cargo del turno de 12 a 2, después de 4 a 6 y finalmente de 8 a 10.

En mis primeras guardias me limitaba a mirar el horizonte y si navegábamos a vela -puesto que lo del trimado es todavía un misterio para mi- Johan me indicaba en qué grados debía entrar el viento para que las velas permanecieran más o menos bien y yo movía el rumbo en lugar de mover las velas... si veía otro barco cuyo rumbo no me quedaba claro... despertaba a Johan, una y otra vez!!

En esta travesía el tráfico de mercantes ha sido menor, no hemos visto muchos pescadores ni boyas que indicaran redes... Johan ha podido dormir un poquito más en condiciones. Él ha disfrutado de las espectaculares salidas de la luna y yo de las del sol. Perfecto.



En mi guardia de 4 a 6 del primer día veo como unos delfines vienen a acompañarme. Supongo que han estado en la proa y como no les he hecho caso vienen junto a la bañera para hacerse notar. Son por lo menos seis, más grandes, más pequeños, juguetones... me muero por hacerles fotos y grabar un vídeo, sé que normalmente están a penas unos minutos y después se van como han llegado, pero nos hemos prometido que NUNCA saldremos de la bañera sin el chaleco y la línea de vida si estamos solos ahí a fuera; miro los delfines y recuerdo la promesa. Les ruego que me esperen y bajo corriendo a por los trastos que siempre están preparados, me ato y voy a la proa: ahí siguen y durante un buen rato dejarán que los fotografé, los grabe, que me ría con ellos, que sea feliz!!!





El segundo día no podemos disfrutar de la vela ni por asomo. El mar está como un plato, hace calor y podemos leer, dormitar, disfrutar del paisaje, otear el horizonte...



Esta vez me he acordado de cocinar y una tortilla de patatas nos hace más llevadero el viaje (las primeras veces me olvidaba completamente y teníamos que vivir de bocatas y fruta; aun no me atrevo a cocinar en ruta), todo fluye como si navegar fuera lo más natural del mundo; empiezo a pensar que esto me gusta!

Segunda noche de guardias. El mar parece aceitoso y hay una niebla que hace que la visibilidad sea muy escasa así que por primera vez echamos mano del rádar que está integrado en el plotter y podemos sobreponer a la misma pantalla donde seguimos la carta y vemos las señales del AIS.

Mi madre me ha regalado un pequeño Mp3 y escuchar música me ayuda a mantenerme despierta pero este viaje lo hemos empezado realmente descansados y se nota: las guardias no se hacen pesadas, el sueño no me ataca... tener que estar pendiente del radar y con los prismáticos siempre a mano también ayuda!!!




Al amanecer veo acercarse a gran velocidad un barco de pasajeros. El AIS me indica que pasará a sólo 0.3 millas de nosotros en 25 minutos (consideramos "peligrosa" una distancia inferior a una milla). Él tiene preferencia y pienso qué debo hacer. Cambio unos grados nuestro rumbo (esto sirvió hace unas horas con un mercante) pero no ayuda así que sólo se me ocurre que puedo reducir la velocidad del motor para aumentar la distancia que nos separa o cambiar el rumbo 90º. Pero todavía soy novata y no hago nada sin consultar. Cuando vea que acierto en mis propósitos varias veces empezaré a ser más independiente pero todavía no que esto no es un juguete... así que una vez más despierto al capi (qué paciencia tiene!!!)

Justo cuando estamos comentando la jugada ¡ la caña de pescar !!!!

Paramos el motor para dar paso al ferry y recuperar lo que ha de ser nuestra primera pieza ¿será un atún? Johan pelea durante un buen rato, debe ser grande porque tira con fuerza... un poco de hilo, recoger, un poco de hilo, recoger, un poco de hilo ¡se escapó!!!

seguramente hacemos algo mal, pero en el fondo me alegré -un poquito- de que en la lucha el pez ganara y siguiera surcando los mares.................

Perdido el pez, pasado el ferry, tierra a la vista, ponemos rumbo a Argostoli, la capital de Kefalonia que nos recibe con un bonito faro



Por fin cambiaremos el buon giorno por el kalimera

El Alea llega a un nuevo país. Nuevas aventuras nos esperan